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Continuando con nuestro tema acerca de la ley de correspondencia, que es la encargada de llevarnos a comprender que el problema con la violencia es que está dentro de nosotros, y no afuera como suponemos, motivo por el cual entramos en fuertes conflictos tratando de cambiar las circunstancias externas y a las demás personas, en la errada idea de que son los culpables de nuestras dificultades.
La comprensión
Hasta que el ser humano no logre dicha comprensión se verá una y otra vez enfrentado a conflictos, luchas, escasez, enfermedades y todo tipo de problemas, pues la ley de correspondencia no permite que una persona salga de una situación por desesperada que sea, hasta que no aprenda lo que necesita aprender de dicha situación.
La ley de correspondencia tiene como enunciado “un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”, por eso es la encargada de que estemos justo en el lugar preciso a la hora indicada cuando debemos vivir una experiencia tanto las dramáticas y dolorosas, como las satisfactorias y felices.
Esta ley no permite que alguien huya de un aprendizaje correspondiente, puede ser que algunas veces nos permita alejarnos de una situación de manera temporal para brindarnos un descanso, pero si la persona no ha logrado la comprensión específica de una situación, sin lugar a dudas, se repetirá. Es posible que se repita en lugares diferentes y con otras personas, pero en un contexto muy parecido, pues se trata de lograr una determinada comprensión.
Nada sucede por azar o por casualidad, la buena o mala suerte no existen, todo lo que nos sucedió en el pasado, nos está sucediendo en este preciso momento y lo que nos sucederá en el futuro está sabiamente dirigido por la ley de correspondencia.
Cambio de experiencias y lugar
En el momento en que ya no tenemos nada que aprender del lugar, las circunstancias y las personas que nos rodean, estamos listos para cambiar de experiencia, para acceder a otra completamente nueva y mejorada que igualmente será correspondiente y perfecta, para que nuestra conciencia pueda continuar su desarrollo.
En los casos de cambio y superación de un aprendizaje que fue difícil, podemos reconocer que este era necesario, que en ese lugar anterior seguirá sucediendo exactamente lo que tiene que suceder, porque es la correspondencia perfecta con las personas que están ubicadas allí.
El proceso evolutivo de la conciencia es verdaderamente hermoso si aprendemos a mirarlo desde la sabiduría y el amor. Si se mira desde la ignorancia humana es difícil, doloroso, complicado y lento, puesto que el ego humano es muy terco y necesita de muchas experiencias y tiempo para transformarse, situaciones que el mismo ser humano se encarga de complicar cada vez más y más por su terquedad e ignorancia, por su prepotencia e incapacidad para cambiar.
Si se mira desde la sabiduría vemos un proceso natural mediante el cual paso a paso vamos cambiando nuestras experiencias de vida por otras diferentes, cada vez más avanzadas y satisfactorias. Este proceso lo podemos comparar con los estudios que realiza un niño en su vida escolar, en la medida en que va creciendo y aprendiendo sube a un grado superior hasta que finalmente cuando termina esa etapa escolar sale completamente transformado en un joven preparado y listo para ingresar a la universidad.
Allí vivirá experiencias totalmente diferentes, pero, continuará su aprendizaje en un nivel superior, sin que por ello la primaria y el bachillerato dejen de ser necesarios y perfectos para los estudiantes que se encuentran en esa etapa del camino.
El lugar perfecto
Cada ser humano está ubicado en el lugar perfecto, vive las experiencias precisas que necesita para aprender lo que requiere y así acceder a una vida mejor, más plena y satisfactoria, pero el cambio y el aprendizaje son internos, nada tienen que ver con el lugar, las situaciones ni las personas. Todo lo que un ser humano vive, enfrenta y experimenta en su cotidianidad es directamente correspondiente con su nivel de comprensión, con su capacidad de dar y recibir amor, de ser feliz por sí mismo y conservar su paz interior.
Nadie es responsable por lo que nos pasa, todo sale de adentro, se procesa en las profundidades de nosotros mismos y se manifiesta en el mundo que nos rodea. Quien quiere un cambio radical en su vida, deberá empezar en su interior, superar traumas, creencias erróneas, envidias, culpas, miedos, tendrá que aprender a servir con amor incondicional dando siempre lo mejor de si mismo, dejar de juzgar las conductas ajenas y centrarse en las propias.
La ley de correspondencia está íntimamente ligada a nuestro destino, que codifica en su memoria las experiencias correspondientes con la necesidad de aprender de cada ser. Nadie por ninguna causa vive una sola experiencia o enfrenta una situación con la que anteriormente no se haya hecho correspondiente.
Nuestros pensamientos, acciones, respuestas que damos a las circunstancias externas, el trato que brindamos a los demás, la forma como hablamos con los otros, el diálogo interno que mantenemos con nosotros mismos, todo absolutamente todo lo que hacemos crea la correspondencia con las situaciones que vivimos.
Nada es casualidad, nadie es víctima de nadie, el médico se hace correspondiente con pacientes, el abogado con personas que quieren resolver alguna situación jurídica, el alumno es correspondiente con el profesor y así sucesivamente en todos los casos, las personas que entran y salen continuamente de nuestra vida lo hacen porque hemos creado la correspondencia para que así sea.
Merecemos lo que tenemos, lo creamos en nuestro interior y solo allí lo podemos cambiar.
La paz es la solución
Una persona que no tiene paz interior, como individuo, no tiene solución y pasará su vida tratando de resolver esta situación, sintiéndose desdichada e intentando buscar culpables de eso que le sucede, que no lo deja en paz y lo hace sentir muy mal.
No hay solución diferente a la paz, pues la paz es la solución, los problemas que se crea quien no tiene paz son los necesarios y perfectos para que pueda comprender la importancia de la paz interior. Se hará correspondiente con situaciones complicadas que le causan sufrimiento hasta que logre comprender que necesita transformar su interior y cambiar su rabia, prepotencia y deseos de control en paz interior, hasta que abandone la absurda necesidad de encontrar culpables de lo que le sucede y comprenda que es el generador de su vida y situaciones.
Todos estamos ubicados en el lugar perfecto y necesario para nuestro proceso evolutivo, allí es donde se dan todas las condiciones precisas para que podamos tener el aprendizaje indicado, para vivir exactamente aquello que se requiere y poder avanzar un paso más en dicho proceso.
Las personas con las que convivimos, nosotros las elegimos, aunque nos parezca extraño así es, elegimos nuestros padres, la familia, la pareja, el entorno y todo lo que vivimos y, hasta que comprendamos que la paz es algo que solo depende de nosotros mismos, no podremos deleitarnos con las mieles del verdadero amor y de una vida serena y en paz.
Una persona que alcanza el nivel de paz en su interior, encuentra el propósito de su vida y nunca más vuelve a experimentar violencia en su vida, no se hace correspondiente con situaciones agresivas por ninguna causa o circunstancia, porque ya es un ser de paz.
Los ingredientes necesarios para convertirnos en seres de paz son sencillos, pero requieren de un gran trabajo interno: la renuncia total y definitiva a culpar a otros por lo que nos sucede, a hacerle daño a nadie ni en pensamiento, palabra y obra, a dejar de ofendernos por lo que otros hacen o no, a juzgar, criticar o atacar a los demás por ninguna causa, son la clave para colocar la ley de correspondencia a nuestro favor.
El servicio y el amor incondicional, la aceptación y un corazón noble lleno de amor, cambiarán tu vida para siempre y te harás correspondiente con la alegría, la dicha y la plenitud de la existencia.
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Luz Stella Solano M.
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Es la ley encargada de regir el orden del universo, maneja los tiempos, el lugar y la función que le corresponde a cada persona y en general de todos los seres vivos, su enunciado principal es “Un lugar para cada cosa, y cada cosa en su lugar”.
Este enunciado significa que no hay nada que esté fuera de lugar; siempre estamos en el lugar apropiado así sea temporalmente, aunque algunas personas crean que están en el lugar equivocado.
Problemas humanos
Todo se da y se manifiesta en el lugar perfecto y correspondiente con la experiencia que una persona necesita vivir y con la función que va a cumplir. Es la ley superior del triángulo inferior. Ella permite que nos salgamos todo el tiempo de las leyes de armonía y naturaleza. Sólo con comprender claramente la ley de correspondencia solucionaríamos el 90% de nuestros problemas humanos
Es la ley encargada del orden universal, que es el orden de Dios, el cual es matemáticamente exacto y perfecto, aunque la mayoría de los seres humanos no logremos entenderlo aún. Quien comprende la ley de correspondencia en toda su grandiosa e infinita dimensión aprende a fluir con la vida.
No hay nada que suceda que no tenga que suceder. Cualquier cosa que suceda es correspondiente con las personas, con el lugar y las circunstancias a su alrededor. La ley de correspondencia nos permite entender que no existe la injusticia, solo existe lo necesario, lo que corresponde. Toda situación es correspondiente pero no injusta.
El lugar perfecto
Siempre estamos ubicados en el lugar exacto; no tenemos que preocuparnos por estar en lugares seguros, ya que la vida misma se encargará de ubicarnos en el sitio correspondiente, donde se vayan a dar los sucesos o las situaciones que necesitamos vivir.
Cuando una persona es correspondiente con vivir la experiencia de quedar sepultada en un terremoto, se darán las circunstancias perfectas para que eso suceda, pasará lo que tiene que pasar para que esté en el lugar preciso a la hora exacta.
Inversamente, cuando alguien no es correspondiente con vivir la experiencia de un terremoto, la vida se encargará de ubicarla en otro lugar para que no esté presente en ese sitio en el momento del terremoto.
En los casos de grandes tragedias como la sucedida en las torres gemelas de Nueva York, se puede observar claramente la ley de correspondencia. Muchas personas trabajaban en las torres, pero por cualquier circunstancia no estaban presentes en el momento de la tragedia, mientras que otras estaban en el sitio sin un motivo específico, de manera aparentemente coincidencial.
Los seres humanos, cuando no conocemos la ley de correspondencia ante las situaciones incomprensibles para nosotros, nos volvemos justicieros, tratamos de buscar culpables en un intento por solucionar lo que no entendemos. Cuando la situación es de fenómenos naturales, pensamos que Dios no existe, o que es injusto e incapaz.
Una vez determinados los niveles, lugares y características de una creación o manifestación, la ley de correspondencia crea las circunstancias para que se manifieste y suceda allí solamente lo que es correspondiente con ese nivel o con esa persona. Por eso en cada lugar existe y sucede sólo lo que tiene que existir y suceder, y a nadie le sucede algo que no le corresponda.
Al observar cómo en países o lugares donde la violencia es muy alta, hay personas a las que nunca les ha pasado nada, que jamás han sido víctimas de ninguna situación o circunstancia violenta, verificamos la existencia de la ley de correspondencia. No existe buena o mala suerte; existe la ley de correspondencia.
Cuando alguien muere en un accidente aéreo o de cualquier índole es porque justamente eso era lo que le correspondía. Al que no le corresponde se le presentan muchos obstáculos para que no pueda abordar el avión.
Correspondencias del destino
Médico – Pacientes
Vendedor – Compradores
Policías – Ladrones
Carceleros – Presos
Juez – Juicios
Víctima – Victimarios
Podemos estar en cualquiera de los dos puntos porque la correspondencia siempre será una interacción entre ambos extremos. Cuando somos personas irrespetuosas de los derechos de los demás, siempre encontraremos a alguien que nos juzgue y nos irrespete también.
Un agresor siempre encontrará una víctima, pero a su vez la victima también necesita ser agredida para aprender algo que aún ignoraba. Obviamente, las víctimas, que aparentemente son víctimas, también tienen su propio nivel de agresión, aunque lo manifiesten o lo expresen de formas diferentes, y la ley de correspondencia los enfrenta con el agresor para complementar su aprendizaje de evolución.
Cuando estamos en cualquiera de los dos extremos, estamos dentro del conflicto; la única manera de salir de la agresión es ubicándonos en el centro. Para no ser juzgados sólo existe una forma: no juzgar a nadie; para no ser agredidos no agredir a nadie; colocarnos dentro de la ley de armonía.
Mientras nos coloquemos en un extremo de la balanza nos haremos correspondientes con el otro extremo. Un médico siempre será correspondiente con personas enfermas y estas personas siempre buscarán un médico, porque esa es la correspondencia. Si nos colocamos en la posición de justicieros, nos encontraremos continuamente con situaciones de injusticia. No podemos esperar que la vida nos dé una correspondencia diferente a la que nosotros mismos hemos generado.
Llaves Maestras de la Vida
Hacernos correspondientes con situaciones agradables es aprender a utilizar las siete Llaves Maestras de la vida:
- Aceptar
- Asumir
- Respetar
- Actuar
- Agradecer
- Valorar
- Adaptarse
El entrenamiento en el uso de estas llaves nos transforma la vida, permitiendo que de un vuelco de 180°, nuestra vida nunca será como antes, después de que estas llaves la tocan.
El secreto para crear en nuestras vidas una correspondencia de plena satisfacción es entrenarnos en:
- No juzgar nada ni a nadie.
- No criticar nada ni a nadie.
- No atacar nada ni a nadie.
- No quejarnos de nada ni de nadie.
- No encontrar faltas.
- No querer cambiar nada ni a nadie.
- No castigar.
- No imponer nuestra voluntad a otros.
- No culpar a nadie, ni de frente ni a sus espaldas.
- No herir los sentimientos de nadie.
- Flexibilizar nuestra mente para acelerar nuestro desarrollo espiritual
- Ceder y permitirnos experimentar otros puntos de vista, para acabar con nuestro ego y limitaciones mentales.
- Emparejarnos con los demás para poder servirles y llevarles con nuestro apoyo un mensaje de amor.
- Poner entusiasmo y alegría en todo lo que hacemos.
- Hablar siempre palabras de amor, verdad y bondad.
Servirles a todas las personas sin restricción y sin condición Practicar todo esto nos hará correspondientes con experiencias maravillosas y extraordinarias, con situaciones de paz y armonía, con prosperidad y abundancia. Ninguno de nosotros tiene paz; este es el verdadero problema que debemos solucionar.
En los hogares existe algún nivel de violencia intrafamiliar, padres que desean imponerles a sus hijos sus creencias, costumbres y hábitos sin respetar los de ellos; no comprenden que sus hijos tienen derecho a los propios. Hijos que no respetan a sus padres y responden con agresión ante cualquier observación de estos. Parejas que se insultan y agraden o simplemente tienen un trato descortés entre sí, hermanos que se gritan e insultan.
De toda esta violencia y desarmonía familiar resulta la violencia social; se crean los corruptos, los violentos, los desadaptados sociales, los sicópatas, personas rígidas que sienten necesidad de hacer justicia en todas partes, de buscar culpables.
En nuestro próximo artículo continuaremos profundizando más acerca de la Ley de Correspondencia. Si este artículo es de tu agrado y consideras que puede serle útil a otros, por favor comparte el enlace y no olvides regalarnos tus valiosos comentarios, así los demás se beneficiarán igual que tú.
Luz Stella Solano M.
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La armonía no es algo complicado, nace del hecho de que existen dos fuerzas primarias en el universo, una de carga positiva que otorga o da, y la otra de carga negativa que recibe, las cuales se manifiestan en diferentes niveles de la experiencia humana, que cuando actúan equilibradamente se manifiesta la armonía.
Cuando se vive en equilibrio, igualmente surge el reposo, la tranquilidad y la paz interior, la falta de equilibrio conduce a una serie de movimientos perfectamente necesarios en la vida, pero que por lo general suelen ser difíciles o dolorosos.
Reconocimiento de la ley
El desequilibrio es necesario porque conduce al reconocimiento de la ley, que nos muestra que las fuerzas permanentemente interactúan, pero dentro de ciertos límites; la variación en la relación entre ellas crea vida, genera aprendizajes y nos mueve por el camino de la evolución, la vida se vuelve fácil y agradable de vivirla cuando ocurre una correcta y armoniosa interacción.
A lo largo de nuestro proceso evolutivo, llegará un nivel de conciencia donde la humanidad alcanzará un modo de vida armónico, y todas las partes sabrán interactuar solidaria y pacíficamente.
Para que las cosas fluyan debemos entender que la ley de armonía siempre estará presente y que cuando nos salimos de ella las cosas se estancan o se acaban, así que es de obligatorio cumplimiento aprender a adaptarnos a las diferentes situaciones que la vida nos presenta voluntaria, armónica y conscientemente si queremos sentirnos cómodos no solo en el estado final al que llegaremos, sino también durante todo el proceso.
Nos damos cuenta de que hemos violado la ley de armonía porque produce una profunda insatisfacción, la vida se desenvuelve en medio de un mar de conflictos sentimentales y emocionales. Los traumas psicológicos se producen como resultado de la violación a la ley de armonía, cuando nos vamos en contra de ella aprendemos a reconocerla.
Donde hay sufrimiento, angustia, miedo, frustración, amargura o cualquier situación de insatisfacción, no hay armonía. Cuando nos sentimos mal con lo que alguien hace, dice o deja de hacer, entramos en desarmonía.
Estamos dentro de la Ley de Armonía cuando tenemos buenas relaciones con los demás, cuando tenemos sensaciones de agrado, de cordialidad, amabilidad y estética. Cuando por determinación consciente decidimos eliminar el trauma y las limitaciones autoimpuestas, entramos en una nueva etapa de ley de armonía y con ello nuestras relaciones no volverán a entrar en conflicto.
Dos tipos de limitaciones:
- Las conceptuales autoimpuestas, son conscientes; nosotros mismo las mantenemos de forma voluntaria, nadie nos las impone, surgen de un sistema de creencias que está instalado en la mente del cual no queremos desprendernos aunque nos cause sufrimiento y dañe nuestras relaciones, son el producto de la ignorancia o ego.
- Las traumáticas de origen subconsciente o inconsciente, no sabemos que las tenemos, pero salen al exterior en los momentos en que hay alguna situación externa asociada a ellas.
El trauma suele dispararse de manera automática por eso lo llamamos mente reactiva, porque obedece a programas instintivos de defensa instalados en la mente, no provienen de la ignorancia o creencias limitantes.
El equilibrio en la vida se alcanza cuando fluimos en armonía con las diferentes experiencias que se presentan en la cotidianidad, cuando luchamos contra las situaciones que nos desagradan generamos conflicto y nos salimos de la ley de armonía.
Cuando estamos dispuestos a dar lo mejor de nosotros, a actuar con serenidad haciendo uso de nuestras cualidades con actitud respetuosa y generosa, cuando usamos nuestra energía y entusiasmo para relacionarnos con los demás, sin lugar a dudas, recibiremos de lo mismo y seremos felices ahora mismo, puesto que, esta ley de armonía nos confirma que siempre recibimos de lo mismo que damos de manera matemáticamente exacta.
Tips para vivir en armonía:
- Dar siempre lo mejor en todo momento, lugar y circunstancia.
- Pensar siempre lo mejor de todas las cosas y de todas las personas.
- Hacer todo con amor y entusiasmo, colocando toda nuestra energía y habilidades en ello.
- Abrirnos a recibir siempre lo mejor con la certeza de que es lo único que la vida nos tiene reservado.
- Pensar que todo lo que tienes es porque te lo mereces, si la vida te lo da es porque te corresponde.
Algunas personas se niegan a recibir porque piensan que no merecen, se sienten culpables o tienen baja autoestima. De esta forma se cierran al flujo del equilibrio de universo hacia ellos. Cerrarnos a recibir es tan inarmónico como negarnos a dar.
La parte fundamental de la ley de armonía a nivel de relaciones se llama la técnica del respeto. Respeto significa renunciar a criticar, condenar, juzgar, atacar, castigar, imponer, agredir a las personas, situaciones o cosas en pensamiento, palabra y obra. Aceptar las funciones, comportamientos, pensamientos, actitudes, culturas, creencias y destinos de los demás.
Cuando una persona respeta, el resultado es armonía total en su vida y excelentes relaciones con todos y con todo.
En nuestro próximo artículo sobre las Leyes divinas veremos La ley de correspondencia, fundamental para comprender el origen de las situaciones que enfrentamos y saber por qué nos pasan.
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Luz Stella Solano M
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A veces confundimos la ley de armonía con el amor, y son dos cosas diferentes.
La ley de armonía es una de las leyes más básicas del universo, mientras que la ley de amor es la mayor, la más superior de todas. Esta ley maneja la tranquilidad, permite que las cosas fluyan en concordancia, conectadas o ajustadas al beneficio de todas las partes.
Armonía estática y dinámica
La armonía se da cuando existe un equilibrio y una conveniente y adecuada proporción entre las cosas y las personas, cuando los espacios están decorados de tal manera que trasmiten calma e invitan a la interacción amable, permite que las cosas estén perfectamente distribuidas y ubicadas en el lugar más adecuado, cuando esto sucede podemos decir que actúa de manera estática.
Actúa de manera dinámica cuando coordina o sincroniza cualquier movimiento, el funcionamiento o la realización de cualquier actividad. Es un lubricante agradable a los sentidos, como por ejemplo a la vista, cuando los colores producen una sensación de calidez y bienestar, por lo general se suele relacionar algo armónico con algo bello, alegre, agradable y relajante.
La ley de armonía en su aspecto dinámico facilita las relaciones entre las personas aunque sean diferentes unas de otras, permite que las relaciones sean serenas y agradables, se manifiesta en todo lo que se mantiene, en lo que puede convivir sin destruirse, actúa en los reinos de la naturaleza permitiendo que se mantenga la vida, en el día y la noche, en la interacción de las especies.
La expresión “tener armonía o vivir en perfecta armonía” significa que hay un acuerdo, una buena amistad o relación, que hay paz y buena comunicación, que existe una compatibilidad para interactuar con alguien o en un grupo, que el compartir entre las personas es respetuoso y cordial.
La armonía tiende al equilibrio
El punto de amor se ubica en el centro de la balanza que es neutro; no se mueve, no tiene oscilaciones, no tiene ninguna posibilidad de dualidad, mientras que la armonía siempre tiende al equilibrio, pero tiene presente la posibilidad de la dualidad; cualquiera de los dos lados de la balanza puede subir o bajar y por lo tanto puede entrar en desarmonía.
Armonía es equilibrar nuestra vida, nuestras relaciones, nuestra salud; todo eso lo hacemos simplemente observando que falta por complementar. Armonía es un proceso de complementar los faltantes para que queden en equilibrio. Si en un lado hay un peso y en el otro no lo hay, se desarmoniza; entonces debemos complementar un peso con otro para crear el equilibrio. Lo que tenemos que aprender es a complementar nuestras vidas con aquello que puede traer equilibrio en las relaciones, la salud, la economía y la ubicación. Cuando logramos el equilibrio entramos en armonía.
¿Cómo funciona la ley de armonía?
Regulando los tiempos de acción y recuperación, midiendo los ciclos y los ritmos de las cosas y su ubicación para que nada ni nadie pueda invadir el espacio de otro. En este aspecto funciona de manera simple y perfecta para el equilibrio de las relaciones que se pueden manejar mediante acuerdos. Siempre produce sensación de agrado, belleza y bienestar, se presenta en lo que nos gusta y produce tranquilidad, calma y satisfacción.
A través de la armonía se integran la diversidad y las diferencias. Las relaciones humanas armónicas son la integración de caracteres, comportamientos, pensamientos, genéticas y culturas diferentes.
La armonía es aquello que evita que los choques dañen algo; es la que nos muestra hasta dónde podemos desequilibrarnos sin caer, hasta dónde puede llegar una experiencia que nos permita un aprendizaje sin causarnos un daño innecesario.
Es el lubricante de la vida, como el agua que refresca. Hay fuerzas en interacción que producen choques, que producen temperaturas altas y necesitan algo que las refresque, que enfríe, amortigüe y lubrique esas fuerzas, evitando que entren a destruirse unas a otras. Es la que interactúa entre las fuerzas en conflicto, entre los extremos, y permite que se concilien o se equilibren.
Armonizar nuestras vidas a través de la tolerancia, la aceptación, la socialización, el equilibrio, la comunicación armónica y respetuosa, la valoración, es un paso indispensable para alcanzar la paz interior.
La queja genera desarmonía en cualquier relación y situación, renunciar a quejarnos, disfrutar y valorar es entrar en armonía con todo lo que tenemos, lo que somos y lo que necesitamos; la queja y la lucha nos impiden valorar; mientras nos estemos quejando o luchando en contra de algo o de alguien estaremos desarmonizados.
La ley de armonía surge como resultado de tener la capacidad de vivir de una manera flexible y tranquila, como las hojas de un árbol que se mueven al viento, de mantener el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu, de vibrar y actuar desde el corazón viviendo de forma bella y amorosa, disfrutando el tiempo de tal forma que a cada campo de la vida pueda dársele la misma importancia.
Una vida que fluye serenamente sin conflictos de ningún tipo, que no entra en discusiones innecesarias o pleitos inútiles y desgastantes, que se vive acorde entre los pensamientos, las palabras y las acciones en completa paz interior, es una vida armónica por excelencia.
Lo que es agradable, lo que equilibra, está en armonía. La idea es aprender a convertirnos en armonizadores en las relaciones humanas, en la familia, en todo lo que podamos intervenir hacerlo como armonizadores, ser los que podemos generar mayor tranquilidad.
En nuestro próximo artículo sobre las Leyes divinas continuaremos profundizando acerca de esta hermosa ley. Si estos artículos son valiosos para ti por favor regálame tus comentarios y comparte con otros. Gracias por apoyar la paz de la humanidad.
Luz Stella Solano M
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Toda violación a la ley de la naturaleza produce dolor físico, enfermedades, procesos de destrucción que afectan la calidad de vida y disminuyen la cantidad de años que una persona pueda vivir, esta es la forma como vamos descubriendo su existencia.
Nos damos cuenta de que, es permitido violar esta ley las veces que deseemos hacerlo, sin embargo, no podemos escapar de ninguna manera a los resultados que estas violaciones generan.
El instinto
La ley de la naturaleza maneja el instinto, una conducta innata e inconsciente que es transmitida genéticamente entre seres de una misma especie, que los hace responder de una misma forma ante determinados estímulos. El instinto es algo así como la mente de la naturaleza donde se guarda toda la información necesaria para el mantenimiento de las especies y para que puedan conservar un perfecto estado de salud.
Los cuerpos físicos cumplen la función de albergar las conciencias para que dentro de ellos puedan experimentar y avanzar por el camino de la evolución, puesto que la conciencia es un ente espiritual, necesita ocupar la materia que la contenga para poder expresarse dentro del mundo físico de las formas.
Cuando un ser vivo viola la ley de la naturaleza, se enferma, siente dolor y se deteriora; mediante esta ley se dan la reproducción y la depredación para que puedan funcionar las cadenas alimenticias.
La violación a esta ley que es la más básica de todas es permitida por leyes jerárquicamente superiores con algún propósito evolutivo, ya que, al violarla aparece el dolor, el deterioro de la calidad de la vida y una disminución considerable de su energía vital, por lo tanto, aquellos seres que violan la ley de la naturaleza se ven enfrentados a resultados bastante indeseables, así aprenden a respetar su cuerpo y el medio ambiente que les rodea.
Memorias
La ley de la naturaleza se halla codificada en dos memorias de origen divino, una es la genética que brinda la forma de cada cuerpo físico y su correspondiente funcionamiento y la otra es la memoria instintiva que maneja el comportamiento que distingue a cada especie.
En la medida en que ha ido avanzando el desarrollo de la humanidad, se ha producido una muy variada combinatoria genética entre las diferentes razas, permitiendo que aparezcan individuos muy variados con personalidades primarias y distintos tipos de temperamentos, para que surjan los contrastes que sirven de base a la experiencia humana.
En ese nivel primario de evolución se desenvuelven personalidades muy básicas que necesitan vivir procesos que abran paso al desarrollo de la conciencia. Sus reacciones en esos niveles son casi totalmente instintivas y agresivas; dañan las relaciones con los demás, produciendo el sufrimiento.
Una conciencia evolucionada domina su instinto automático y cambia su comportamiento agresivo con los demás. Inicialmente somos inconscientes de la ley, la violamos continuamente porque desconocemos su existencia; después a través del dolor, de la enfermedad y de los problemas, nos hacemos conscientes de la ley, descubrimos su existencia.
Cuando el ser humano comienza a ser consciente de la ley, entra a un nivel de conciencia un poco más elevado, aprendiendo a respetarla y así poco a poco va superando los resultados indeseables generados por la violación de la ley.
Hay que violar la ley para aprender a reconocerla.
El instinto como ya vimos es como la mente de la naturaleza, en él también se encuentran grabadas las diferentes reacciones que cada especie necesita para conservar la vida, de lo contrario, si el instinto no existiera las especies se devorarían unas a otras de manera indiscriminada, sin posibilidad de defensa de los depredadores y las especies desaparecerían en un período de tiempo corto.
Código binario
El instinto funciona mediante un código binario que no tiene puntos intermedios entre el nacimiento y la muerte, no acepta la imperfección, puesto que en el reino de la naturaleza todo lo que nace imperfecto rápidamente es devorado o abandonado, tampoco acepta la debilidad, en ella siempre sobreviven los más fuertes ni la enfermedad ya que, todo aquel que se enferma, muere.
Rige todos los procesos vitales, tales como la respiración, la alimentación y la selección natural. Funciona por códigos que direccionan el mantenimiento de la vida el cual tiene tres aspectos:
- Generar la vida: esta función es manejada mediante la atracción automática que nos impulsa a buscar y conseguir la pareja indicada para procrear, esta función se da en todas las especies.
- Mantener la vida: para mantener la vida la naturaleza utiliza el deseo automático que nos impulsa a buscar y conseguir lo que necesitamos para vivir. Este aspecto se encarga de que sintamos sed, hambre, deseo sexual, sueño, deseo de caricias y afecto que están asociados con el mantenimiento del cuerpo físico, y que, además son el indicador que nos brinda la naturaleza para permitirnos reconocer las necesidades del cuerpo físico y podamos satisfacerlas.
- Defender la vida: para realizar esta función la naturaleza utiliza el miedo automático a perder la vida, el cual impulsa la necesidad de huir, pelear y defendernos. Se expresa como una fuerza o energía producida por la adrenalina para responder adecuadamente a una situación de peligro.
Mediante estos tres códigos del instinto se dan los comportamientos naturales, no obstante, es necesario aclarar la importancia de orientarnos por el instinto en lo que corresponde a generar y mantener la vida.
Mientras que, a medida que vamos avanzando en nuestro desarrollo evolutivo vamos comprendiendo que la vida no hay necesidad de defenderla, que las verdaderas herramientas de protección de esta, son el respeto por todo cuanto existe y sucede, así dejamos de defenderla para entrar a disfrutarla y aprovecharla.
En nuestro próximo artículo continuaremos con la Ley de armonía. Si este artículo y los anteriores han sido valiosos para ti, te invito a compartirlos para que otros reciban y se beneficien de esta maravillosa información.
Luz Stella Solano M
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La ley de la naturaleza regula el perfecto funcionamiento de todo lo que ha sido creado de manera natural en el planeta, las diferentes clases de seres vivos, como los animales, las plantas y las personas al igual que la interacción entre los mismos.
Violar la ley de la naturaleza trae graves consecuencias al planeta en general y a todo ser vivo en particular. El que viola la ley de la naturaleza es el ser humano, puesto que los animales no tienen la capacidad de hacerlo, ellos son guiados por el instinto que los conduce a buscar y encontrar lo necesario para su supervivencia.
Violar la ley
El humano en su proceso evolutivo por desconocimiento ha violado repetidamente la ley de la naturaleza, además porque la única forma que existe de aprender a reconocer la existencia de la ley es cuando nuestras acciones no producen los resultados esperados y por el contrario nos complicamos la vida.
El ser humano ha violado la ley de la naturaleza siempre, pero, en la medida en que avanza en conocimientos tecnológicos, industriales, comerciales, y empieza a desear una mayor capacidad adquisitiva, poder y controles externos, lo que lo impulsa a violarla cada vez más.
Pierde el sentido del cuidado y amor no solo por el medio ambiente, por los animales y la naturaleza en general, sino además el de su propio cuerpo. Destruye los bosques, contamina los ríos y los mares, produce comestibles industriales que simplemente llenan, pero no nutren y así, en una carrera loca por producir más dinero arrasa con lo que encuentra en su camino, incluso su propia salud y bienestar.
Cuando el ser humano descubrió lo productiva que es la naturaleza y todos los beneficios que de ella recibe, comienza a usarlos, solo que en algún momento por su corto nivel evolutivo los usa de manera desmedida, sin respetar el equilibrio necesario para conservar lo que existe.
Larga vida
La estructura genética y la duración de la energía de la célula que conforma el cuerpo humano están diseñadas para una duración de 1.000 a 1.200 años.
Tenemos una información celular para vivir todo ese tiempo, pero solo vivimos aproximadamente 70 u 80 años; podemos vivir, sanos, felices y disfrutando de la naturaleza, pero desperdiciamos ese maravilloso poder porque violamos la ley de la naturaleza constantemente.
El diseño genético creado por Dios es amplio y generoso, nos brinda todas las posibilidades para que a pesar de las continuas violaciones que hacemos podamos vivir el tiempo requerido para nuestra evolución, para que dispongamos del tiempo necesario para crecer y evolucionar, sino fuera así viviríamos solo de 5 a 10 años y sería muy poco.
Enfermedades y accidentes genéticos
Las enfermedades hereditarias y malformaciones son el resultado de todos los excesos y violaciones que en su ignorancia cometieron nuestros ancestros. La persona que hereda esta genética no fue quien cometió la violación pero su espíritu aprovechó dicha situación para vivir una experiencia necesaria para su proceso evolutivo.
Los accidentes genéticos producto de la ignorancia humana son aprovechados por la conciencia a la que le corresponde cierto destino. Ejemplo: alguien en su experiencia de destino necesita tener un cuerpo físico con una malformación; recurre a una combinatoria inadecuada, a un daño genético que produzca la malformación.
Un espíritu escoge unos padres que le puedan trasmitir la enfermedad que necesita para vivir esa experiencia que le permitirá trascender una dificultad y adquirir un aprendizaje determinado. El cuerpo actual y la conciencia que en él habita no son los violadores directos, sino sus ancestros, pero esos accidentes los aprovecha la ley de evolución para diseñar la experiencia que le corresponde vivir a cada uno de nosotros.
Quien nace con un cuerpo físico sano y perfectamente equilibrado, pero en cualquier momento de la vida sufre un accidente que le causa una malformación o impedimento, suele ser producto del ego que lo llevó a cometer una violación que le genero dicho resultado.
Si al momento de nacer no se heredaron malformaciones genéticas, ni patologías o enfermedades, pero posteriormente comienza a llenar su mente de rencores, odios, envidias y deseos de controlar la vida de otras personas, crea situaciones difíciles y dolorosas que pueden traerle consecuencias a su cuerpo físico de carácter irreversible.
Reconocemos que hemos violado la ley de la naturaleza cuando sentimos dolor físico, cuando sufrimos enfermedades graves como consecuencia del deterioro que, por mala alimentación, prácticas extremas, vicios, consumo de sustancias toxicas o dañinas y otros, es que nos damos cuenta del daño que nos hemos causado, pero por lo general suele ser demasiado tarde.
Algunas veces la persona está a tiempo de hacer correctivos y recuperar su salud definitivamente y además decide hacerlo, en esos casos es cuando hay un crecimiento interno y un avance espiritual, descubrió la existencia de las leyes.
En nuestro próximo artículo continuaremos profundizando sobre la ley de la naturaleza y los diferentes tipos de violaciones que cometemos por ignorancia o ego.
Luz Stella Solano M.
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