El resentimiento

El resentimiento

La vida es un cúmulo de experiencias, algunas muy agradables que nos producen grandes satisfacciones, otras que nos inspiran o motivan a crecer y hacer cosas que no se nos habían ocurrido antes. Pero, hay otras que no son de nuestro agrado, duelen, son duras y las calificamos de adversas.

Las primeras no tienen dificultad, por lo general nos parecen naturales y poco o nada conducen a la reflexión, mientras que, las segundas nos mueven el piso, tienen el propósito de fortalecernos invitándonos a cambiar de ruta, pero en ningún caso son para destruirnos.

No obstante, a pesar de esto muchas veces las personas cuando las cosas no salen como esperaban o los demás no se comportan de acuerdo a sus expectativas, se sienten defraudadas, piensan que la otra persona es mala, que no los quiere, que es producto de la mala suerte y así, comienza un proceso de resentimiento escondido que le comienza a corroer por dentro.

Definición

El resentimiento es una palabra que procede del latín fruto de la suma de tres vocablos: 1. El prefijo “re” que es sinónimo de repetición. 2. El verbo “sentire”, que equivale a sentir. 3. El sufijo “miento” que puede traducirse como “medio”.

Resentimiento es tener un enojo guardado en el interior por algo que no se ha aceptado y que por el contrario se alimenta frecuentemente. Es el generador de sentimientos y actitudes hostiles o de rechazo hacia algo o alguien, la rabia no resulta sobre un acontecimiento, pero por lo general suele estar más enfocado hacia las circunstancias de vida que no se aceptan o no se han podido superar.

Una persona puede sentirse resentida con la vida, con el medio que le rodea, con la familia, con el gobierno y muchas otras cosas, porque no acepta su pobreza, porque otros tienen lo que ella no tiene, porque no acepta una enfermedad o condición física, porque rechaza su raza, su país condición social y familiar.

Esta persona poco a poco va alimentando en su mente esta idea y se va llenando de rabia, toma continuamente una dosis del veneno que le intoxica la mente, daña los sentimientos y entorpece sus comportamientos. Se siente frustrada y piensa que otros son los culpables de su situación, que ellos deciden y manipulan su vida.

Cómo reconocer El Resentimiento

Como en todos los aspectos de nuestra vida que precisan cambio es imprescindible reconocerlo para poder tratarlo hasta sanarlo definitivamente. Aquí surge un doble problema: por un lado la incapacidad de reconocerlo y por el otro el mimetismo que suele acompañar al resentimiento mismo, de tal forma que por lo general pasa desapercibido.

Una persona puede ser resentida toda su vida sin siquiera darse cuenta. Para identificarlo es necesario un autoanálisis, mantener una observación consciente de todos y cada uno de nuestros pensamientos, comportamientos, de las palabras que se usan al hablar y el tono en que se hace.

Como el resentimiento es solapado fácilmente se confunde con otras emociones negativas, puesto que va detrás de ellas para que nadie sospeche que está allí escondido.

Te invito a revisar ciertos comportamientos:

  • ¿Te molestas fácilmente cuando alguien te habla en un momento en que estás ocupada/o?
  • ¿Te quejas continuamente de tu situación?
  • ¿Sientes impotencia y frustración cuando las cosas no salen como esperabas?
  • ¿Frecuentemente culpas a otros por tu situación y por tus emociones?
  • ¿Sientes que los demás se aprovechan de ti y temes que te quiten algo o ganen más que tú?
  • ¿Piensas que los demás son ventajosos y que siempre quieren aprovecharse de tu buena voluntad?
  • ¿Crees que la gente es mala?
  • ¿Piensas que todos los gobiernos son una porquería?
  • ¿Sientes que la vida es injusta contigo?
  • ¿Te enojas fácilmente y reclamas culpando a los demás?
  • ¿Te aburres con frecuencia en lugares nuevos donde no conoces otras personas?
  • ¿Te molestas cuando la gente hace lo contrario a lo que te parece que deben hacer?
  • ¿Eres irritable y te exaltas fácilmente con ciertas personas?

Si algunos de estos comportamientos y sentimientos son frecuentes en ti, revisa bien el origen de estos, puede ser que tengas un resentimiento hondo y doloroso guardado durante mucho tiempo que te ahoga y roba tu paz interior.

Duro y Tormentoso

La amargura que produce el resentimiento puede ser un tormento duro y muy difícil de cargar, la dureza de tus amarguras es abastecida y protegida en las oscuras tinieblas del orgullo y la incapacidad de perdonar.

Este oscuro proveedor te induce sugestivamente a cortar todas las vías de comunicación con los que te rodean, a mostrarte recio, fuerte y muy duro. Genera un manto que impide ver tus propios defectos y resentimientos cubriéndote de susceptibilidad, culpa, orgullo y desencanto.

Una persona resentida jamás se sentirá agradecida, siempre le falta algo, piensa que pudo ser mejor, no se reconforta fácilmente y se queja continuamente. Por lo general el resentido es grosero y atrevido, no mide sus palabras porque tiene mucho veneno interno que lo corroe por dentro y que siente la necesidad de vomitar sobre otros, solo que, el mal olor de sus vómitos es causa del que tiene al lado, sin que llegue a notar siquiera el hedor que sale de su propia boca.

Busca afanosamente errores en los demás y cuando los encuentra les pone lentes de aumento, los mismos que usa para hablar de sus aciertos. Si alguna vez te encuentras con alguien así, aléjate lo más pronto posible, pero, si eres tú quien padece de este mal, decídete de una vez a sanarlo para siempre.

Bájate pronto de ese pedestal donde te encuentras solo, triste, amargado y sin amigos, sin amor, pero acompañado por mucho dolor y soledad. Cambia tu concepción del pasado viendo lo positivo, recordando que la adversidad invita a estar por encima de las circunstancias, volando como las águilas con una vista panorámica de las situaciones, sin dejarse afectar por ellas, sin sucumbir a la crítica, el juicio, el temor o el resentimiento.

Sin dolor

Quien es susceptible a la crítica y se siente fácilmente ofendido sufre mucho, puesto que es una epidemia que como cualquier enfermedad produce dolor, lo cual lo hace susceptible a caer en el resentimiento. Mientras que donde no hay dolor tampoco hay resentimiento.

El dolor es un paso muy cercano a la amargura, la sed de venganza y el mal genio que hacen a la persona dura e implacable no solo con los demás, sino además consigo mismo.

Pongamos algunos ejemplos:

Mario un hombre de mediana edad sufre de erupciones cutáneas y otras enfermedades de piel lo suficientemente graves como para necesitar hospitalización varias veces al año.

Berta, joven estudiante universitaria constantemente se muda de un lugar a otro, quejándose de que sus arrendatarios no la van bien con ella, afirma no caerle bien a los dueños de casa. No tiene amistades entre sus compañeros de estudio y se siente muy solitaria.

Juan tiene un gran historial de úlceras y negocios que fracasan uno detrás del otro.

Todos padecen del mismo mal subyacente: “Un resentimiento del que no se han liberado”. El resentimiento es una experiencia dolorosa en muchos sentidos, por tanto es un gran avance evaluar las causas del dolor y estas están íntimamente ligadas a la interpretación de los hechos.

El dolor lo genera la interpretación negativa y la resistencia aceptar que proviene de nuestro interior y justamente por eso no se ataja a tiempo, permitiendo así que avance poco a poco hasta convertirse en un problema psicológico y espiritual de características inmanejables para quien lo padece.

Algunas causas

El resentimiento tiene algunas causas que lo producen:

Falta de amor propio: quien se ama poco se siente agredido hasta con el más mínimo detalle, con los comentarios inocentes que puede llegar a convertirlos en severas heridas que le cuesta trabajo olvidar, pero, la realidad es que son simplemente producto de la película que se armó en la cabeza él solito.

Predisposición: se origina en un prejuicio o concepto negativo que se tiene de las personas o de las cosas que lo hacen más propenso a sentirse mal o herido frente a situaciones que se podrían haber resulto sencillamente con un simple diálogo o aclaración de las cosas.

Mala comunicación: esta es una de las causas mayores del resentimiento, las personas dicen algo, pero el resentido entiende otra cosa completamente diferente, porque todo lo relaciona con su dolor.

Temor: por lo general imaginario que lo aísla de los demás y lo conduce a la soledad y el sufrimiento.

Orgullo: que impide agachar la cabeza cuando es necesario, disminuye la objetividad impidiendo la capacidad de ponerse en los zapatos del otro.

Falta de amor: cuando no amamos a alguien cualquier cosa que haga nos producirá rechazo o fastidio, hasta su silencio o caminar suave para evitar incomodarnos.

Autocastigo: algunos piensan que es bueno sentir dolor porque se lo merecen e incluso llegan a autoflagelarse para ganar puntos y sentirse mejor consigo mismo, con otro o hasta con Dios.

Negación de Dios: quien niega la existencia de Dios en su vida carece también del poder para crear una vida sana y feliz y de relacionarse armónicamente con el medio que le rodea.

Todos tenemos el poder de tomar decisiones, en este preciso momento tienes la opción de resistirte y pensar que nada de esto te atañe y muchos así lo harán, otros deciden autobservarse para darse cuenta si hay alguna posibilidad de que tengan resentimientos escondidos que le causan dolor y le bloquean la vida.

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Luz Stella Solano M

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La crítica, resultado de la falta de amor

La crítica, resultado de la falta de amor

En nuestra sociedad se ha llegado a considerar la crítica como algo natural. Todos hemos sido criticados en algún momento y también hemos criticado a los demás. Debemos detenernos a pensar en la causa por la que criticamos a otros. Qué hay detrás de ese impulso que nos conduce a juzgar y criticar a los demás. 

El ego dominante

La crítica emitida en un tono agresivo e irrespetuoso hacia los demás, es producto de un ego dominante y prepotente, que quiere ejercer control, buscando que las cosas se hagan según su propio parecer. 

Un ego que cree saber más que los demás, y se siente superior a ellos. Como resultado de esta creencia, se vuelve intolerante y poco comprensivo con los errores ajenos, cayendo rápidamente en la crítica injustificada y destructiva.  

Sin embargo, una profunda reflexión sobre nuestras acciones y palabras antes de hablar o actuar, puede modificar nuestro comportamiento. Pasar del juicio y la crítica, al respeto y la aceptación, dando inicio a un proceso de aprender a empatizar mucho más con todas las personas y convertirnos en seres más pacíficos y amorosos. 

El ego que domina las acciones humanas, se convierte en una trampa mortal, que induce a la crítica, destruye las relaciones, enferma el alma y altera las emociones. 

Amor y benevolencia

Cuando actuamos con amor y benevolencia, fomentamos relaciones positivas con nuestro entorno. El ego altivo y prepotente, siempre es un obstáculo para la creación de relaciones armónicas y satisfactorias.

Sin embargo, reconocer nuestro ego y hacer un trabajo consciente para controlarlo inicialmente, y luego disolverlo definitivamente, es la clave para la trascendencia espiritual. 

Mientras más pequeño y débil es el ego, mejores relaciones tendremos, más armónicas, saludables, y satisfactorias. Ser felices con los seres que nos rodean, es un síntoma inequívoco de desarrollo espiritual.  

Recibir con humildad

Por otro lado, cuando se trata de recibir críticas de los otros, si se hace desde el ego irreflexivo y arrogante, se la tomará de una forma negativa, y la respuesta será de rechazo y agresiva.  Mientras qué, cuando se reciben las críticas con humildad y en una posición neutral, sin tomarse las cosas de manera personal, se pueden convertir en una herramienta valiosa para el crecimiento personal y profesional. 

En lugar de rechazar la crítica por completo, podemos aprender a recibirla de forma abierta y espontánea, reflexionando sobre su validez. Puede ser que de una crítica, logremos sacar buen provecho para corregir algo, que posiblemente ni siquiera habíamos notado. 

Esto nos conduce al hecho de que existe una crítica destructiva y mal intencionada, y otra emitida con la intención de brindar algún beneficio, o hacer caer en cuenta de algún error que está pasando desapercibido. 

La enseñanza que nos queda frente a la crítica, es que es mejor aprender a callar cuando se trata de correr el riesgo de herir los sentimientos ajenos, emitiendo criticas innecesarias que no benefician ni a quien las emite, ni a quien las recibe. 

Luz Stella Solano M 

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Fidelidad conmigo mismo

Fidelidad conmigo mismo

La fidelidad es una virtud importante en el ser humano, es clave cuando se trata de la construcción de relaciones estables, duraderas y armónicas.

Ser fiel con los demás es de suma importancia y es el pilar sobre el cual se construye la lealtad, un concepto más elevado y profundo necesario en cualquier tipo de relación que se base en el respeto, la comprensión y el compromiso.

Expresión del ser superior

El ser humano se siente embriagado de dicha y experimenta plenitud cuando presta un gran servicio a alguien y le ayuda a solucionar una situación difícil, de la cual sin el apoyo brindado no hubiera podido salir.

Esta es la expresión del ser superior y parte del propósito de vida de todos los seres humanos; servir a los demás, apoyarlos en situaciones difíciles en las cuales podemos ofrecer un apoyo único que le facilitará a otro las cosas, es una acción sublime.

La fidelidad implica una conexión verdadera y diáfana con la fuente, está estrechamente ligada a la lealtad, es el preámbulo de ella, manifiesta el cumplimiento del deber.

Esta palabra proviene del latín “fidelitas” y hace referencia a servir a un dios, se la relaciona con la capacidad del espíritu humano de cumplir las promesas hechas, expresando así una virtud inherente al ser humano.

Interferencia

No obstante, es algo en lo cual debemos ser cuidadosos para no caer en errores que interfieran la correspondencia ajena, esto puede ocurrir cuando estamos muy cansados u ocupados para prestar una ayuda, pero aún así lo hacemos, o cuando la persona puede hacer las cosas por si misma, pero prefiere pedir ayuda por simple comodidad.

También se puede presentar en casos en los que en una relación una de las personas da más que la otra, o en casos específicos en los cuales es mejor hacer un alto y reflexionar antes de ofrecernos a prestar un servicio que puede convertirse en una carga adicional a una serie de tareas cotidianas o actividades que no se pueden posponer.

Cada vez que alguien nos pide ayuda, hay que mirar con qué posibilidades se cuenta y de ser escasas expresarlo abiertamente para conservar un equilibrio en la vida. Dar a los demás es sumamente satisfactorio, pero cuando estamos poniendo en peligro nuestra salud, bienestar, integridad personal o economía es momento de pensar bien antes de hacerlo.

Fidelidad personal

La fidelidad hacia los demás es muy importante y valiosa, siempre y cuando no nos estemos llevando por delante la fidelidad a nosotros mismos.

Cuando nos ponemos en segundo plano y colocamos por encima de nuestra felicidad la de otros, o nos llevamos por delante aspectos importantes para conservar nuestra integridad, nos estamos traicionando a nosotros mismos, estamos siendo infieles, desleales e incluso hasta deshonestos con la persona más importante y valiosa de nuestra vida: Yo.

Esta acción no solo lesiona la autoestima y nos hace sentir poco valiosos, sino que lentamente se va perdiendo la perspectiva clara y ecuánime de los valores, donde es imperante prestar un grandioso servicio a los demás, pero, sin denigrarnos a nosotros mismos o atropellar nuestros derechos.

Aprender a decir “no” ante la solicitud de ayuda de otras personas en momentos en los que se hace necesario, es tan importante como aprender a servir incondicionalmente, dando siempre lo mejor de nosotros.

La sabiduría consiste en desarrollar internamente ese equilibrio; siendo fieles con nosotros mismos mantenemos nuestra energía elevada y clara y a su vez enviamos el mensaje a otros de que pueden contar con nosotros, pero, de manera equilibrada y sana para todos.

La fidelidad a ti mismo es una acción de amor, un regalo que solo podemos darnos nosotros mismos y ese ejemplo será también un regalo para el mundo.

Honra tu energía, tu fidelidad hacia ti mismo, tus sentimientos y estados de ánimo, puedes decir “no” cuando te sientes guiado a hacerlo, siempre hay otros que lo pueden hacer por ti y de muchas formas diferentes.

Luz Stella Solano M.

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Si quieres profundizar más sobre estos temas en el club mente en paz podrás disfrutar de cursos llenos de una información sabia y muy profunda que te ayudará a transformar tu vida y a mejorar las condiciones de tu entorno. También tendrás a tu disposición mucho material escrito como ebooks, meditaciones, reflexiones y mucho más.

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Cómo encontrar la felicidad en el jardín de tu ser

Cómo encontrar la felicidad en el jardín de tu ser

Es maravilloso cuando descubrimos todas las riquezas interiores que poseemos. Si nos disponemos a aplicarlas, nuestra vida sin lugar a dudas florecerá, y disfrutaremos de una vida llena de tranquilidad, armonía y prosperidad.

¿Qué quieres sembrar?

Nuestro interior es como un jardín en el que germina y florece todo lo que sembramos. Quien siembra espinas cosechará sufrimientos, conflictos y soledad.

Mientras que, quien siembra paz y amor verá florecer su vida en todo su esplendor. Es importante seguir nutriendo nuestros valores y habilidades y aplicarlos cada día de la vida. Rodearnos de un contexto social positivo y armónico, ayuda mucho a crecer y mejorar.

Al comparar el ser humano con un jardín no solo se destaca la riqueza que llevamos dentro, sino que, nos conduce a aceptar la necesidad de sembrar, cuidar y cultivar nuestro Ser, para que florezca y de los frutos que deseamos.

Esa labor solo la puede hacer cada uno de forma individual. Comprender que, al igual que un jardín nuestro ser interno requiere de tiempo, atención, cuidados y dedicación, hasta que logramos desarrollar las habilidades y valores necesarios para la creación de una vida exitosa, feliz y productiva.

¿Qué cualidades vas a desarrollar?

El amor, la paz y la armonía son cualidades inherentes de nuestro ser, sin embargo, hay que desarrollarlas y trabajar arduamente para controlar al ego dominante, que nos impulsa a actuar desde creencias limitantes, y no desde nuestras cualidades y valores.

Siempre podemos elegir, o nos dejamos vencer por el ego, o permitimos que nuestros valores y virtudes inherentes salgan a la superficie, y así las podamos usar cuando las necesitamos. Al reconocer y cultivar nuestras cualidades, nos sentimos más conectados con nosotros mismos y con los demás.

El ser humano tiene un potencial ilimitado que puede aprovechar para mejorar su vida, y ser un foco de inspiración para los demás. No obstante, hay que fortalecer ese potencial. Siempre tenemos la capacidad de aprender, crecer y mejorar.

Nuestras habilidades y fortalezas pueden y deben ser utilizadas para hacer cambios positivos, que eleven nuestra vida y la del mundo que nos rodea.

Requisito indispensable

Para poder disfrutar de todas las riquezas internas, es requisito indispensable tener paz interior, ella es la que nos permite estar atentos y conscientes en el momento presente, así, aprovechamos al máximo nuestras habilidades y valores, y creamos una vida única y plena.     

Luz Stella Solano M.

La confianza en sí mismo

La confianza en sí mismo

Depender de la opinión ajena es una de las más grandes calamidades en la vida de cualquier ser humano, lo convierte en esclavo de otros y lo aleja totalmente de sentirse a gusto consigo mismo y de ser una persona autorealizada y feliz.

La autorrealización

Se define como la consecución satisfactoria de los deseos o sueños personales por medios propios, mediante el esfuerzo y la fe en sí mismos.

La autorrealización es esa capacidad de guiarse por el propio criterio, con la certeza de que cada momento que se vive se hace a conciencia y, cada evento que sucede es una elección personal y libre, sin desperdiciar el tiempo culpando a otros por sus errores o sus propias faltas.

Una persona realizada no se escuda ni pretende tapar sus fallas o decisiones equivocadas en situaciones ajenas tales como: las catástrofes del mundo, las crisis económicas, o decretos del gobierno. No depende de nadie en lo referente a su autovalía personal o su propia identidad.

Es aquel ser que comprendió que todos los sucesos de la vida de una persona han sido creados desde el mundo interno, sabe que solo escuchamos aquello para lo que estamos preparados y solo recibiremos lo que en este preciso momento nos corresponde recibir.

Esa preparación proviene del mundo interno, de su relación con Dios y con el mundo que le rodea.

Mundo interno

Nuestro mundo interior es diferente del mundo exterior, está hecho de nuestras emociones y sentimientos, de las creencias e ideas con las cuales decidimos alimentar la mente, por lo tanto, es bien diferente para cada uno. Para desarrollar una verdadera confianza en sí mismo cada ser humano deberá aprender a hacerse cargo de lo que piensa, de cómo reacciona y de cómo se comporta.

En el fondo todo ser humano sabe perfectamente que es un ser único y singular. El desarrollo de nuestro mundo interior implica asumir una total responsabilidad de lo que somos, eliminando el interés o el oculto deseo de culpar a los demás de nuestras condiciones de vida.

Los seres humanos que se rigen desde dentro confían en sus propias señales internas y huyen de la necesidad de estar buscando en quien apoyarse para tomar decisiones. Aprenden a evitar el deseo de aprobación de los demás.

Uno de los aprendizajes más importantes para todos es el de asumir por completo la responsabilidad de lo que pasa en nuestro interior, ya que el mundo interno es el director y creador de lo que sucede en el externo. Es un claro reflejo de la realidad interna, por lo tanto, comprender que somos los únicos capaces de controlar el mundo interno es un paso trascendental en la evolución humana, que le transforma la vida por completo.

De dicha comprensión se desprenden todos los eventos y situaciones que el individuo deberá enfrentar a lo largo de su existencia.

No obstante, no podemos negar que en el mundo se dan muchas circunstancias sobre las que no tenemos control alguno, sin embargo, aunque no dependan de nosotros, hacernos correspondientes con ellas si lo es y, la respuesta que a ellas damos es algo absolutamente concerniente a nuestro fuero interno.

La autoconfianza

La autoconfianza se define como el desarrollo del mundo interno, nadie que carezca de conexión interior y aceptación de sí mismo, podrá tenerla.

Veamos algunas características que diferencian a las personas que han desarrollado su mundo interno, frente a las que aún no lo han hecho:

Mundo Interior DesarrolladoMundo Interior Ausente
AceptaSe queja
Se disculpaReprocha
Asume sin buscar culpables.Culpa a los demás y a sí mismo.
Se siente a gusto consigo mismo.Busca la aprobación de los demás.
Vive satisfecho de sus acciones y decisiones.Trata de inspirar lastima y busca caerle bien a los otros.
Agrada y es alegre.Manipula con el pesar y la culpa.
RespetaJuzga.
ActúaReacciona.

Quien no consigue interiorizar este concepto básico, estará inevitablemente condenado a vivir una vida llena de reproche y censura.

Todos vivimos una vida privada, tenemos un mundo interno al que nadie tiene acceso, dialogamos y compartimos continuamente con esa persona que está dentro de nosotros, que nos conoce muy bien, que siempre sabe cuándo estamos mintiendo o exagerando, cuando estamos engañando a los demás, en ese mundo interior se haya la clave para llegar a ser una persona realizada.

Liberarnos del dominante ego que nos impulsa a buscar culpables por todo lo que nos sucede y a sentirnos víctimas de las circunstancias, es un paso inevitable para llegar a la confianza plena en nosotros mismos.

La confianza está muy ligada a la autorrealización, no se puede llegar a ella sin previa limpieza de dudas y temores acerca de la persona que somos, sin sentirnos verdaderamente confiables tanto para nosotros mismos como para los demás.

Saber que somos seres confiables nos hace sentir tan bien, que automáticamente nos conduce a la plenitud de la vida, confiados en el mundo que nos rodea, seguros de que siempre vamos a lograr todo aquello que nos proponemos porque como seres transparentes y confiables siempre recibimos el apoyo incondicional del universo entero.


El bienestar fluye cuando confiamos en nosotros mismos.


Luz Stella Solano M.

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Resistencia al cambio

Resistencia al cambio

La resistencia es un factor común en el ser humano cuando de cambios se trata, puesto que, todo cambio conlleva incertidumbre que lo despoja del control que le gusta ejercer sobre su vida y la de sus seres queridos.

Cuando se trata de cambios externos las personas se muestran inquietas y preocupadas por desconocer lo que sucederá y especialmente les asusta lo que atañe a su situación económica, familiar y laboral, aunque sea de manera temporal.

Los cambios internos son un poco diferentes, si se trata de cambios de personalidad, comportamientos y hábitos la resistencia suele ser mayor, pocas personas están dispuestas a transformarse a sí mismas en busca de una mejor vida, es más cómodo esperar que otros cambien para sentirse bien.

Cambios internos

La mente humana suele hacer una fuerte resistencia a estos cambios, crea argumentos, encuentra motivos y todo tipo de razones para continuar aferrada a sus creencias y forma de pensar, inconscientemente es muy cómodo seguir pensando igual, ya que esto significa estar sentados en la zona de confort y continuar convencidos de estar en lo cierto y tener la razón. Realmente es muy cómodo pensar que otros son los equivocados y por lo tanto, los que tienen que cambiar.

Sin embargo, hay algo bien claro y es que cuando en la vida de una persona ha estado o está presente el temor, el sufrimiento, la angustia, la tensión, la depresión, el rencor y la rabia, es porque no se ha intentado algo diferente.

El ser humano prefiere ignorar su propia grandeza, antes que responsabilizarse de su vida.  El mundo allá afuera es un colegio y las experiencias que vivimos son las maestras de la existencia.

La sola experiencia no trae sabiduría, abrirnos a las lecciones de la vida irá llenando de claridad nuestro ser hasta que logremos despertar, llegar a la luz, llenarnos de ella. La claridad es algo que necesitamos desesperadamente.

Conocimientos inútiles

Estamos llenos de preconceptos y conocimientos inútiles, de información y opiniones, pero sabemos muy poco de nosotros mismos. Para abrirnos a la verdad y el amor, primero hay que vaciar el tanque de conocimientos.

Todo ser vivo, pero especialmente el ser humano tiene la capacidad de transformación, con el solo hecho de que realice cambios sencillos y elementales puede lograr una vida bastante diferente. El cambio positivo de hábitos en la alimentación, en la forma de vestir y en los horarios que maneja crea un medio ambiente propicio para un mejoramiento.

Cambios más trascendentales que implican abandonar vicios como:  el alcohol, el cigarrillo, las drogas, la comunicación vulgar y agresiva, la forma de hablar, los gestos corporales y el tono de voz, las palabras que utiliza para comunicarse, etc., ya son más notorios y producen transformaciones no solamente evidentes sino que pueden llegar incluso a una completa modificación de la vida, creando una nueva personalidad y obviamente produciendo resultados satisfactorios.

Cada uno de nosotros tiene la posibilidad de revelar su potencial ilimitado, dejar salir todos los recursos internos con que se cuenta, (que en toda persona son muchos y muy variados, sólo que se encuentran dormidos y encubiertos por creencias limitantes) es indispensable para crear una poderosa forma de vivir y ser.

El proceso de cambio, de crecimiento personal y de desarrollo espiritual requiere de adquirir las herramientas necesarias e involucra las cuatro áreas esenciales del ser humano: el físico, el emocional, el mental (intelectual) y el espiritual.

Querer el cambio

Querer el cambio es entrar en un mundo diferente al que hemos vivido hasta ahora, el mundo se transforma cuando nos transformamos por dentro. Transformarse es la capacidad y la voluntad de vivir más allá de lo que podemos ver y tocar, del mundo de las formas y de la materia.

El cambio es algo permanente, siempre estamos cambiando, aunque no nos damos cuenta. Nuestro cuerpo o forma física cambia continuamente, ya una vez fuimos bebes, niños, adolescentes y probablemente ahora somos adultos. Hemos cambiado mucho a lo largo del paso del tiempo.

Sin embargo, el cuerpo no es lo único que ha cambiado dentro de nosotros, de niños pensábamos y veíamos el mundo de formas muy variadas, diferente a como lo hacemos ahora. Empezamos a percibir las cosas de acuerdo a como nos enseñaron los adultos que nos rodeaban en ese momento. Si fuimos educados por padres agresivos, creemos que esto es normal y copiamos los modelos. Si fueron temerosos y nos llenaron de miedos es probable que esos miedos se hayan instalado en nuestra mente y todavía estén allí.

Lo físico y los pensamientos cambian muchas veces a lo largo de la vida, lo que nunca ha cambiado y siempre está presente es nuestra esencia Divina. Lo real permanece en nosotros, es eterno. Nuestra conciencia evoluciona, pero nunca deja de estar en nosotros. Una parte de ella está activa, despierta y de acuerdo a su nivel actuamos y respondemos a las experiencias que la vida nos plantea.

La otra parte está dormida, esperando que vivamos todas las experiencias necesarias para nuestro crecimiento y desarrollo, para que, luego cuando estos conocimientos y vivencias se transforman en sabiduría pasen a nutrirla y a sumarse a su nivel evolución.

Las creaciones humanas siempre comienzan con el pensamiento, con ideas o imágenes mentales. Por esto el elemento determinante en nuestro cambio y transformación interior consiste en comenzar a vernos a nosotros mismos como seres ilimitados. Dejar de mirarnos como seres sometidos a las cosas materiales, a las situaciones externas y a los sucesos o eventos que no podemos controlar.

Si las situaciones externas nos controlan vivimos una vida llena de fronteras, ya que en el mundo de lo externo no podemos hacer nada.  No podemos evitar que el carro se descomponga, que el vuelo se retrase, que un peatón se nos atraviese, que algunas personas se comporten groseras, impacientes o intolerantes. No podemos impedir los fenómenos naturales, ni los accidentes inesperados

Acción o reacción

No hay control posible sobre cosas externas a nosotros, pero sí sobre la respuesta que damos a ellas, si nos detenemos a observar más a profundidad, no son las situaciones las que realmente nos afectan, sino la forma como respondemos a ellas.

Una cosa es actuar y responder serenamente a cualquier evento que la vida presente y otra bien diferente es reaccionar impulsivamente. La reacción descontrolada proviene del ego, suele darse cuando la persona está dominada por sus impulsos instintivos que le impiden responder sabia y calmadamente.

Todos los límites están dentro del mundo externo y de la materia, sólo podemos levantar cierto peso, correr a cierta velocidad, alcanzar ciertas metas laborales o profesionales.

El mundo del pensamiento y de las emociones es algo diferente, en este espacio si podemos actuar, allí si tenemos el control. Nuestra capacidad de pensar no tiene límites. Todo cuanto deseamos y queremos podemos crearlo en cuestión de segundos en nuestro pensamiento.

Los seres humanos fuimos dotados de un poder inimaginable que todavía no hemos descubierto en su totalidad, estamos capacitados para experimentar una gran parte de esta vida en una dimensión más elevada. La verdadera transformación de nuestra vida se da en ese espacio, en esa dimensión no física, atemporal e ilimitada.

La forma simplemente es el vehículo a través del cual vivimos las experiencias, sirve para satisfacer ciertas necesidades, pero en realidad está al servicio del verdadero ser, de lo que realmente somos.

Valores

La cultura hoy en día pone especial énfasis en el mundo externo, cuando en realidad lo realmente importante son los valores internos, dirige su atención casi de manera exclusiva en la forma y en el hacer, olvidando que la verdadera satisfacción y plena realización está en el ser, en el mundo interno. En la forma física se aloja temporalmente nuestro yo real, pero son dos cosas completamente diferentes.

El verdadero cambio se produce cuando desviamos el interés por lo material, por el mundo externo de las formas y lo dirigimos hacia el interior, ese es el lugar de la transformación donde podemos producir todo tipo de milagros.

Comprendiendo que no somos un empaque, sino algo mucho más grande, que no somos un cuerpo dotado de alma, sino todo lo contrario un alma que habita un cuerpo temporalmente, que el empaque físico un día va a desaparecer, pero su alma es eterna y perfecta.

La vida se convertirá en un viaje fascinante lleno de alegría y respeto, cada vez más relajado, tranquilo y amoroso, pero a la vez emocionante y maravilloso. La parte nuestra que está sujeta a las limitaciones autoimpuestas al vivir en un mundo externo y ajeno, se liberará y podremos ver un nuevo panorama.

Al reducir la marcha y vivir en un espacio tranquilo e interno podemos apreciar todo lo que aparece en el camino. Nuestra sabiduría nos dirá que no tenemos nada que temer, que no hay motivo alguno para sentirnos amenazados por opiniones o acciones de terceros, que se puede vivir una vida alegre y sosegada, y eso mismo será lo que comenzamos a irradiar. Es más fácil aceptar las opiniones adversas cuando sabemos que nada afuera de nosotros puede manipularnos.

El conflicto, el enfrentamiento, el resentimiento y el dolor desaparecerán de nuestra vida, encontrando gran satisfacción en la tranquilidad interior que reemplaza el resentimiento y el dolor.

En este punto es cuando empezamos a sacar el máximo provecho del poder de nuestra mente. Podemos actuar calmada y tranquilamente, aunque otros piensen que estamos perturbados o alucinando. Obtendremos los resultados de una mente clara y aquietada donde ingresamos a nuestro antojo cada vez que necesitemos hacerlo.

En ese espacio interior encontraremos esa inteligencia perfecta que hay dentro de todas las formas, es en ese espacio milagroso en el que todo es posible. Mientras menos importancia concedemos a lo externo, menos restricciones encontramos en la vida. Adquirimos la capacidad de escuchar esa voz interna que nos habla mostrándonos el camino correcto y ayudándonos a tomar las decisiones acertadas.

POSEER UNA MENTE TRANQUILA AYUDA A DISFRUTAR DE UNA VIDA SERENA, GOZOSA Y AMOROSA.

Cuanto más tranquila está la mente, más capacidad tiene de percibir el lazo de unión que existe entre los pensamientos y el modo de sentir y actuar. Conseguimos sacar mayor partido de la energía interior mediante una actitud sosegada de aceptación y valoración que contribuye al sentido personal del equilibrio y la armonía.

Cuando comenzamos a aceptar que somos divinos por naturaleza, y que esa divinidad posee una mente capaz de pensar, que está conectada a la inteligencia universal, lograremos todo que se nos antoje en esta vida.

Luz Stella Solano M

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