
Enfermedad, falta de comprensión, amor y aceptación
La inconciencia con nuestro cuerpo se origina en la creencia de que existe algo llamado enfermedad, que nos visita y ataca inesperada y aleatoriamente, cuando en realidad lo que existen son personas enfermas física y mentalmente, incapaces de amarse y respetarse a sí mismas y de proporcionar a su cuerpo los cuidados y el amor que necesita para conservarse sano y vital.
Enfermedad,
falta de comprensión, amor y aceptación.
No existe la enfermedad, existen personas enfermas, que aún no han tomado consciencia de que son los únicos responsables de su cuerpo, que todavía no lo reconocen como la morada transitoria de la conciencia del cual somos huéspedes y qué, como cualquier huésped de hotel debemos cuidar y respetar lo que allí hay.
Ningún huésped será bienvenido si está acompañado de la intención de causar daño tanto a los bienes materiales, como a las personas que prestan su servicio en él.
Con nuestro cuerpo sucede algo similar, en él habitan virus, bacterias, hongos y muchos tipos de microorganismos algunos necesarios para el buen funcionamiento de ciertos órganos, otros como por ejemplo los bacilos búlgaros que son colonias de bacterias que se pueden ingerir y al hacerlo potencian el sistema inmunológico.
Todos estos son agentes patógenos son infecciosos y pueden provocar enfermedad a su huésped, perturbar la fisiología normal de plantas, animales y del ser humano.
La inconciencia con nuestro cuerpo se origina en la creencia de que existe algo llamado enfermedad, que nos visita y ataca inesperada y aleatoriamente, cuando en realidad lo que existen son personas enfermas física y mentalmente, incapaces de amarse y respetarse a sí mismas y de proporcionar a su cuerpo los cuidados y el amor que necesita para conservarse sano y vital.
Esta creencia debilita el sistema inmunológico y convierte el cuerpo en un lugar perfecto para que proliferen todo tipo de agentes patógenos, no obstante, la salud no es cuestión de eliminar aquellos microorganismos que habitan en nosotros, sino en mantenerlos en su sitio para que cumplan con la función que les corresponde sin causar molestias y esto solo puede lograrse mediante un sistema inmunológico fortalecido.
Nuestro cuerpo se enferma por diferentes razones:
- Por una alimentación deficiente basada en productos industriales tóxicos, comestibles pero que no aportan nutrientes sino que por el contrario se los roban, lo desnutren y debilitan.
Quienes irrespetan su cuerpo y no tienen el cuidado de eliminar de su dieta o por lo menos evitar el consumo desmedido de azúcar, enlatados, embutidos y todo tipo de productos comerciales producidos por seres inconscientes que buscan el lucro personal por encima de la salud de sus consumidores, algunas veces por desconocimiento otras por negligencia, están condenados a sufrir enfermedades incluso fatales como resultado de su inconciencia.
Esto sucede no porque exista la enfermedad, sino porque existen personas enfermas mentales que tratan a su grandioso y hospitalario hospedador como un reservorio de basura.
- El cuerpo es un regalo maravilloso, una máquina perfecta y hermosa que nos ha sido dada para transitar por esta vida, para sentir, experimentar y amar.
Es un vehículo perfecto que debemos cuidar, pero que agredimos constantemente con pensamientos negativos autodestructivos, con emociones alteradas como rencores, odios, culpas, envidias, miedos y muchas más que nos llenan de estrés y alteran su buen funcionamiento.
Nos enfermamos cuando a cambio de vivir en paz y aceptar la vida sin luchar o pretender acomodar la realidad a nuestros gustos personales, luchamos tratando de cambiar a los demás o de que las cosas sean como nos parece.
Nos enfermamos por violar la ley de la naturaleza, por matar y maltratar otros seres vivos con el propósito de satisfacer nuestros gustos personales, sin importar el dolor infringido a esas criaturas indefensas que deberíamos respetar y convivir con ellas en paz y armonía.
- Estamos desconectados de la vida, de la naturaleza y de nuestro propio cuerpo, esas criaturas diminutas que el ojo humano no puede ver, son solo elementos de la naturaleza que mantienen el equilibrio, su única función es estabilizar nuestro organismo, por eso no es cuestión de eliminarlas como algunos creen, se trata de aceptarlas, aprender a convivir con ellas, comprenderlas, hacernos amigos, equilibrar la salud, dirigir la mente logrando convertirlas en nuestras aliadas, luchar contra ellas es ir en contra de la vida.
Todo lo que se ataca se defiende, cada vez que luchamos contra algo o alguien crea resistencia, se fortalece y potencia, hasta que finalmente termina siendo más fuerte que tú y te destruyen.
Estamos desconectados del amor hacia nosotros mismos, hacia los demás, hacia todos los seres vivos con quienes habitamos este hermoso y maravilloso universo, creado por Dios para que todos aprendamos a convivir en armonía, paz y amor.
El amor equilibra nuestro sistema inmunológico, así los agentes patógenos se mantienen en su justa medida o desisten y migran en busca de otros cuerpos que puedan invadir con más facilidad, más aptos para su funcionamiento y reproducción.
- La energía vital juega un papel muy importante, cuando desciende el sistema inmunológico lo hace con ella. Quien vive enredado en conflictos, luchas y sufrimiento necesariamente baja su energía vital y sus defensas se merman.
La angustia, la preocupación, los apegos, los miedos y el deseo de control producen ansiedad, alteran la respiración, merman el sueño y todo nuestro sistema nervioso comienza a colapsar.
Mientras qué, la alegría, la tranquilidad, la capacidad de aceptación de las situaciones imposibles de cambiar, la adaptación a las diferentes circunstancias de vida, mantienen elevada la energía vital, alcalinizando el cuerpo e impidiendo que sea el lugar adecuado para los microorganismos patógenos, causantes de muchas enfermedades.
La paz interior y el amor incondicional son agentes benéficos que protegen la salud física creando estabilidad emocional y una vida feliz, saludable y próspera.
¿Qué hacer con la enfermedad?
- Hablar con ella, conciliar, ser amigos.
- Pedirle perdón a nuestro cuerpo por el daño que le hemos causado, por nuestros abusos y descuidos, por nuestra ignorancia y falta de interés en cuidarlo y protegerlo.
- Negociar con la enfermedad, agradecerle su presencia en nuestra vida como medio para crecer y crear conciencia, o para su partida una vez que hayamos aprendido la lección correspondiente.
- Comprometernos a realizar el cambio necesario, volvernos responsables del cuidado que brindamos a nuestro cuerpo, comprendiendo que la salud siempre está en nuestras manos.
- No sufrir ni luchar contra ella, comprender su valiosa presencia.
Dirigir la atención hacia el síntoma, obstaculiza la visión de la causa.
¿Qué aprendemos de la enfermedad?
- Aceptar su presencia en nuestra vida como instrumento necesario para nuestra evolución, con la comprensión de que permanecerá hasta que se cumpla su propósito.
- Asumir que somos los únicos responsables de que exista en nuestro cuerpo, no la culpo por el dolor o malestar que me produce, tampoco me culpo a mí mismo por ello, acepto y comprendo que forma parte de un proceso inevitable.
- Agradecer sus lecciones y aprendizajes.
- Actuar corrigiendo sabiamente las causas que la originaron, buscando el apoyo de profesionales expertos en el tema que me ayuden a superarla.
- Valorar el cuerpo y la salud realizando los cambios necesarios.
- Adaptarnos a ella mientras esté presente, sin negarla, sin quejarnos ni luchar contra ella, menos aún sintiéndonos víctimas, porque ella es una simple mensajera de amor e instrumento de transformación.
- Comenzar a tratar nuestro cuerpo con un infinito respeto y amor, hasta que se sane completamente o mientras llega el momento de abandonarlo definitivamente como medio para adquirir uno nuevo.
Aquel que aprende lo que la enfermedad le enseña, la supera definitivamente.
Reflexión
La enfermedad es el esfuerzo de la naturaleza por curar al hombre.
Carl Jung