Aquel que desconoce su grandeza, habilidades y toda la fortaleza que es capaz de desarrollar en su vida, estará condenado a vivir una vida miserable como animal rastrero, aunque cuenta con las alas para volar muy alto.

 El águila

Un hombre encontró un huevo de águila y lo puso en el nido de una gallina, en un corral. El aguilucho fue incubado junto con la nidada de polluelos, y creció con ellos.

Toda su vida el águila hizo lo que hacían lo pollos del corral, creyendo que era uno de ellos. Escarbaba la tierra en busca de gusanos e insectos. Piaba y cacareaba, movía las alas y volaba unos pocos metros.

Pasaron los años, y el águila envejeció. Un día vio un ave magnifica volando por encima de ella, en el cielo sin nubes. Se deslizaba con graciosa majestad entre las poderosas corrientes de aire, moviendo sus fuertes alas.

La vieja águila miraba hacia arriba con asombro.

– ¿Quién es ése? – preguntó.

-Es el águila, el rey de las aves – le dijo su vecino -.

Él pertenece al cielo. Nosotros pertenecemos a la tierra; somos pollos.

Así, el águila vivió y murió como un pollo, porque creía que era un pollo.

Vivir dormidos

El ser humano no tiene conciencia de lo que es, desconoce su grandeza y las facultades que tiene de remontarse a las alturas. La mayoría de las personas están dormidas sin darse cuenta. Nacen, viven, se hacen profesionales, forman una familia y mueren sin siquiera enterarse de que pasan por la vida dormidos, sumergidos en un sueño inconsciente, o una pesadilla absurda, que los conserva alejados de la realidad de su existencia, viendo pasar la vida por un lado, mientras ellos están ocupados haciendo otras cosas aparentemente más importantes.

Jamás tienen tiempo para detenerse y escuchar la voz interna que habla de la belleza, el encanto y la magnificencia de esto que llamamos vida o existencia humana. Piensan que la vida simplemente es algo que tiene que pasar, que comienza al nacer, trae una serie de acontecimientos uno detrás de otro y un día llega la muerte. Permanecen sentados a la vera del camino viendo pasar la existencia de otros y la suya propia sin moverse, sin actuar, y lo que es peor aún sin comprender nada, porque desde esta perspectiva resulta bien difícil.

Hay una voz que nos susurra al oído invitándonos a recordar nuestro propósito y razón de ser de la existencia. Nos dice que no estamos aquí para estar inertes, ausentes y sonámbulos, sino por el contrario, para despertarnos, crecer y transformarnos al mismo tiempo que disfrutamos el proceso.

Te propongo un viaje donde el desenlace será únicamente ser alguien diferente al que eres hoy en día. Hay que soltar, desenmarañar todo este embrollo en el que está envuelta la vida, hay que resolver la trama de esta obra dramática llamada existencia, para llegar a la liberación, al despertar de la conciencia.

Despertar

¿Qué es el despertar de la conciencia? Es un proceso, es el inicio de un camino que todos recorremos. Lo más importante es atrevernos a dar ese primer paso, los demás se sucederán de forma natural, por sí solos, sin mayor esfuerzo.

Este primer paso es una decisión personal, es disposición al cambio. Nadie puede cambiar a otro, cada uno deberá hacer su propio cambio. Que nos despierten no es algo agradable, se siente como una agresión, como una invasión de nuestro espacio. Despertarse por sí mismos, puede ser también algo desagradable, la diferencia está únicamente en la persona que realiza la acción. En el primero, otro u otros intentan despertar nuestra conciencia, intentan nada más porque en realidad nunca lo logran, en el segundo decidimos despertarnos.

Despertarnos es un acto que a veces no queremos realizar, ¿si estoy cómodamente dormido, en una condición confortable, plajustifyamente inmóvil y quieto ante la vida para qué quiero despertarme?

A cada uno nos llega el momento de despertar, este es un viaje inevitable, tarde o temprano acabamos emprendiéndolo. No importa cuando lo emprendemos, no importa cuando y donde se termine, lo que realmente importa es iniciarlo, vivirlo y disfrutarlo.

Seguir dormidos, es perder la oportunidad más grandiosa que nos ha sido dada, ser sordos a la voz que nos grita y nos entona su canto de alegría y alabanza por la maravilla de la vida, que nos invita a descubrir la finalidad de tener un cuerpo, un espacio, una forma y un tiempo. Todo tiene un significado, todo ha sido creado con un propósito definido y una clara intención.

El viaje al despertar de la conciencia está lleno de descubrimientos pequeños pero asombrosos, de emociones e inquietudes que a veces nos perturban y otras nos engrandecen. Pero lo más importante de este viaje es que va grabando todo lo que aprendemos en cada una de las experiencias, vivencias, emociones y sentimientos que vivimos en un archivo muy especial e individual llamado conciencia.    

La conciencia guarda y acumula la sabiduría para que podamos hacer uso de ella cuando se necesita, es como decir que la mantiene a nuestra disposición, el grado de sabiduría acumulada es lo que permite que se pueda tener una mejor vida, más satisfactoria, un mayor grado de comprensión y de amor.

La experiencia de la vida es la historia del viaje de regreso a casa, en cada paso que damos rescatamos algo de nosotros mismos, vamos reconquistando nuestra propia esencia, la que nos fue dada en el momento que fuimos creados y que en el proceso hemos ido abandonando de forma inconsciente. Alejarnos de nuestra verdadera esencia y casi que olvidarnos de ella es parte del juego, para que podamos verificar lo que se siente, lo que significa vivir dormidos, sumidos en la pesadilla oscura de una existencia sin Dios, sin la guía y dirección que nos brinda, sin el reconocimiento de nuestra propia Divinidad.

La verdad se revela sola

No es necesario aceptar ciertas cosas como verdaderas, la verdad de la sabiduría se revela por sí sola. No necesitamos las cosas que hasta la fecha nos han impedido sentirnos bien, ni tampoco nos han ayudado a ser mejores. En la medida en que vamos dando pasos hacia el despertar de la conciencia, las piezas comienzan a encajar de un modo coherente, con más sentido y poco a poco, paso a paso a nuestra vida le faltarán cada vez menos piezas.

Tu propia comprensión te irá mostrando que aquello que te enseñaron no funciona, que las creencias acumuladas en las mentes humanas a lo largo de muchas generaciones están sustentadas en la ignorancia y el miedo, son el origen del sufrimiento, la angustia y la desesperación en la que se encuentran la mayoría de los seres que habitan este planeta.

Este trabajo es personal y no puede delegarse, probablemente nunca termine, es el proceso de la evolución de nuestra conciencia, siempre llega, no puede evadirse ni evitarse porque es el sentido de la existencia misma.

La vida es el medio que Dios escogió para que sus hijos aprendamos y evolucionemos. En esta vida todos somos a la vez aprendices y maestros –unos de otros-. No recibimos ningún salario por nuestro trabajo, porque obtenemos algo mucho más valioso.

Sentimos que todo lo que conocemos, no es todo lo que existe, sabemos que hay mucho más de lo que podemos ver, oler y tocar; entonces comenzamos esa búsqueda de lo desconocido de lo que no sabemos pero que intuimos.

La cantidad de respuestas que la vida nos va dando depende de la cantidad de preguntas que hacemos, el avance depende de la comprensión que vamos adquiriendo. En algún momento y de alguna manera todas nuestras inquietudes van siendo aclaradas, todas nuestras preguntas respondidas, todos los enigmas se van resolviendo.

Es tan grande la separación que hemos creado, hemos ido muy lejos de lo que realmente somos he inventado un mundo de ilusión, de falsedad lleno de ignorancia para complacer al ego. Sin embargo, esto no toca nuestra verdadera esencia.

La conciencia es como la bella durmiente, está dormida todo el tiempo, mientras nuestra personalidad, vive esta separación y a través de cometer errores va aprendiendo. La comprensión y la sabiduría adquirida pasan a enriquecer la conciencia sin que las creencias y conceptos falsos del ego puedan contaminarla. Ella acumula el conocimiento de la verdadera esencia de Dios en nosotros y cuando se llena totalmente se despierta.

Desaprender lo aprendido

Hemos aprendido muchas cosas desatinadas que nos llenan de absurdas contradicciones, aprendimos incontables conceptos que nos hacen infelices, adquirimos ideas equivocados de la vida que nos llenan de miedo y angustia, y nos llevan a atacarnos unos a otros, a vernos como enemigos con el deseo de destruirnos. Como si este mundo hubiera sido creado solo para unos pocos y los demás, los que sobran hay que acabar con ellos porque de lo contrario ellos acabarán con nosotros.

Aprendimos a luchar, a competir, a defendernos y a atacar, porque en la misma medida en que atacamos y nos defendemos, somos atacados y necesitamos defendernos, es un círculo vicioso. El miedo y la angustia están presentes en nuestra vida en la misma proporción de nuestra lucha y competición.

Crear conciencia es un cambio de actitud ante la vida que nos libera de la angustia y el sufrimiento, esta será la poderosa razón que nos permita dejar de lado el pasado, soltar el equipaje pesado y abrumador y aceptar el cambio.

Al fin y al cabo, el único riesgo que corremos es el de ser distintos a lo que somos, y si lo que somos no nos agrada, si no somos felices que importa abandonar todo para iniciar el camino al despertar a una nueva existencia serena, pacífica, prospera y feliz.


Tenemos grandes valores que desconocemos y por eso nos resignamos a vivir una vida miserable, cuando podemos ser todo lo grandes que queramos ser.


Luz Stella Solano M.

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