La felicidad no la produce nada externo a ti, es el resultado de una actitud interna, de una visión nueva y renovada de la vida, de las personas y de las situaciones que todos enfrentamos en nuestra cotidianidad.

La felicidad no es precisamente la ausencia de dificultades, o producto de una vida sin necesidades o esfuerzos personales, sino por el contrario es aquel estado en que pese a las situaciones difíciles y dolorosas se conserva una actitud de gratitud y alegría por lo que se tiene, por las cosas que están presentes y no se sufre por lo que se desea.


Felicidad no es ausencia de dificultades, sino presencia de paz interior.


Es aquel estado que se logra cuando nada ni nadie por ningún motivo o circunstancia te hace sufrir. El sufrimiento es la incapacidad de aceptar aquello que nos desagrada y contra lo que luchamos, la paz y la felicidad son la capacidad de estar bien pese a las dificultades e incluso a las adversidades que en algún momento de la vida los seres humanos debemos o tenemos que enfrentar.

Sufrir es una respuesta emocional innecesaria, una actitud equivocada pero muy incrustada en las creencias humanas, puesto que, vivimos en una sociedad que casi que llega a ponderar el sufrimiento como si fuera algo positivo, sin analizar su incapacidad para transformar una situación, mejorar un problema o encontrar una solución.

Mediante el sufrimiento no se consigue ningún resultado positivo, por el contrario, lo que hace en muchas ocasiones es complicar las situaciones, nubla la mente y dificulta la capacidad de análisis y la ecuanimidad de las personas.

El sufrimiento es igualmente un resultado de la incapacidad de aceptar lo que no se puede cambiar y luchar contra ello, pese a que se sabe que no habrá cambio, se insiste en hacer una resistencia mental y emocional inútil contra lo inevitable, anulando por completo la posibilidad de adaptación y aceptación.


Ser feliz no es hacer lo que quieres, sino amar lo que haces.


Felicidad y paz interior son estado de claridad mental y adaptación emocional a las circunstancias inevitables e inmodificables. No se trata de un estado emocional efímero y momentáneo, eso son estados de euforia que nos llenan de emoción y alegría, y que cualquiera los tiene en algún momento. La felicidad verdadera es un estado interno, resultado de un trabajo profundo de transformación consciente y superación de creencias absurdas de nuestra cultura, a ella no llega cualquiera, ni mucho menos por casualidad, es un proceso de crecimiento interno y paz invulnerable.

Depende de nosotros mismos ser felices o sufrir, siempre será una cuestión meramente personal, una decisión únicamente individual pero que irremediablemente produce un resultado satisfactorio, que llena de plenitud y calma a quien la experimenta.

La felicidad la experimentan fácilmente los niños, que aún no han contaminado su mente con creencias culturales negativas, la única diferencia es que  ellos son felices por naturaleza, mientras que el adulto para ser feliz, necesita hacer un cambio de frecuencia mental, liberarse de rencores y temores y autotransformarse conscientemente.

Preguntas:

¿Eres feliz o desdichado?

¿Qué te roba tu felicidad?

¿Crees que alguien te puede hacer feliz?

Luz Stella Solano M.

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