En este artículo te reto a que te mires a ti mismo. ¿Cómo te ves? Mírate a ti mismo y observa tus creencias, todos tenemos muchas creencias unas negativas que podemos erradicar al descubrir el daño que nos causa, otras positivas que queremos continuar reforzándolas.

Es imposible que cambiemos las creencias que nos limitan si no sabemos cuáles son

Aprendimos que la vida simplemente transcurre sin que nosotros podamos hacer nada para cambiar ni las circunstancias en que vivimos ni las cosas que nos suceden. Algo así como la vida comienza al nacer, luego vamos creciendo, estudiamos, trabajamos, formamos un hogar y finalmente al llegar la vejez esperamos la hora final.

Siempre a la espera de qué sucederá, viendo pasar la vida como el agua de un río sin que podamos hacer nada diferente a mirar, esta triste perspectiva nos convierte de una u otra forma en seres pasivos, víctimas de una vida algunas veces injusta, enfrentados a la incertidumbre y la inseguridad de nunca saber que será de nuestra pequeña humanidad.

Esta lamentable idea acerca de la vida se origina en tres creencias nefastas:

  1. Creer que existe un Dios furioso, castigador y vengativo, que controla nuestras vidas, al que tenemos que temerle porque en cualquier momento si se enoja con nosotros descarga su furia y nos castiga severamente. O que existen fuerzas externas negativas que nos oprimen y actúan en nuestra contra si no las complacemos.
  2. Considerar las experiencias como una consecuencia de un destino del cual no somos actores, que no podemos ni crear y mucho menos modificar.
  3. Pensar que los sucesos carecen de una causa que los genera, desconocer la ley de la causa y el efecto.

Estas tres creencias son erróneas, causan mucho daño y se convierten en un factor inmovilizador de las capacidades que posee el ser humano para crear lo que se le antoje.

Hay, sin lugar a duda, una causa para todo, lo que enfrentamos en la cotidianidad de nuestra vida sean situaciones alegres o sufrimientos y preocupaciones provienen del modo en que aprendimos a ver la vida y a actuar en ella. Sin embargo, estas creencias se pueden modificar y tan pronto se corrigen desaparece el dolor, no es necesario sufrir porque nada lo pretende, la preocupación no es más que el fruto de una mente descoordinada y poco entrenada.

La ley de la causa y el efecto aplica para cuanto experimentamos, al conocerla comprendemos que no es posible pensar que la vida transcurre libre de razones o causas que nos inducen a las experiencias personales.

Creer que la vida simplemente ocurre nos desprovee de la capacidad de decidir, nos reduce del papel de actores protagonistas a simples víctimas impotentes, nos roba el valor que como seres inteligentes tenemos. Mientras que, comprender la vida como un acto permanente y continuo de creación nos devuelve el protagonismo y el poder de convertirnos en aquellas personas que deseamos ser.

Estoy firmemente convencida de que en esta vida experimentamos todo aquello en lo que creemos y pensamos, cada palabra que decimos, cada idea en la que nos concentramos, el enfoque que damos a nuestros pensamientos acabará convirtiéndose en una experiencia real por la simple razón de que los pensamientos son vibraciones, energía que se transforma.

Podemos o no permitir que los pensamientos negativos se instalen en nuestra mente, si les damos fuerza se convierten en limitaciones reales porque así lo hemos consentido y así será por el tiempo que los aceptemos, en todo caso, se pueden corregir y hacer el cambio a voluntad.

Igualmente podemos cambiar la actitud, abrir la mente a una nueva información que nos conduzca a una visión más amplia de la existencia humana, incluso solo con cambiar el pensamiento que es el gran motor creador se realizan los milagros.

El pensamiento es una elección y dependiendo de él todo se vuelve una posibilidad real en nuestra vida, y si lo pones en duda puede ser que tienes miedo de aceptar la gran responsabilidad de aceptar que eres el creador de todo lo que sucede en tu vida. 

En definitiva, hay que comprender que somos responsables de cada una de las experiencias de nuestra vida, de las mejores y de las peores y que los pensamientos que tenemos van creando nuestro futuro. Cada uno de nosotros se crea su propia experiencia con su forma única y personal de ver la vida, con lo que piensa, lo que dice y lo que hace.

Lo que pensamos de nosotros mismos y del mundo se hace verdad para nosotros, lo que decidimos creer puede expandir y enriquecer nuestro mundo, o bloquearlo inexorablemente. Sin embargo, las ideas se pueden cambiar, los hábitos son modificables y en cualquier momento, no requieren de uno especial, para cambiar una idea simplemente hay que reemplazarla por otra, para acabar con las malas costumbres es preciso imponer otras mejores.

Cada día puede ser una experiencia emocionante, jubilosa y llena de esperanza, pero también puede dejarnos un saldo de tristeza, limitación y dolor, a cada segundo tomamos decisiones que conllevan una elección, eligiendo primero lo que vamos a pensar y apenas unos segundos después lo que decimos o hacemos. Sin lugar a duda alguna, trazamos los planos de nuestra existencia.

Nuestro subconsciente acepta todo aquello que decidimos creer, el gran Creador Universal jamás nos juzga ni nos critica, cada elección es una creación responsable que va a llevarnos allí adonde nos dirigimos. La vida no sucede caprichosamente, la vida está formada por experiencias que elegimos vivir.

Lo que pensamos es lo que creamos

Cada pensamiento es como un e-mail dirigido a la inteligencia universal, lleno de peticiones, que serán atendidas. Aunque no lo aceptemos, inconsciente y permanentemente estamos trazando el curso de nuestras experiencias, tanto si lo creemos como si no, somos nosotros quienes escogemos nuestros pensamientos.

Quizás habitualmente pensemos una y otra vez lo mismo, de modo que no parece que estemos eligiendo nuestros pensamientos, pero en su momento hicimos la opción original, tenemos el poder de negarnos a pensar ciertas cosas, las ideas y creencias existen solamente dentro de nosotros, y depende exclusivamente de nosotros modificarlas o no.

Luz Stella Solano.

¿Eres actor protagonista o simple víctima impotente de la vida?

Gracias por leer “Los pensamientos son pronósticos del futuro”.  Si te gusto el artículo, déjanos tu comentario y comparte.

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