Este artículo resume una serie de prácticas —enseñadas por maestros de diversas tradiciones filosóficas y religiosas del mundo— que contribuyen al crecimiento espiritual y la paz interior. Estas son de gran utilidad para quienes deseen emprender el camino hacia la autorrealización y hacia el desarrollo de todo su potencial.
Las prácticas de vida que detallo a continuación han sido a menudo asociadas con la felicidad, la autorrealización y el desarrollo espiritual. Las fuentes de esta compilación son las principales tradiciones religiosas del mundo, cuyos voceros son diversos maestros espirituales de cada una de ellas. Sin embargo, el materialismo, como lo planteaba el científico Carl Sagan (1934-1996), puede ser también una gran fuente de espiritualidad, y por lo tanto es posible que esta síntesis de prácticas de autodesarrollo les sea útil tanto a creyentes como a agnósticos y ateos.
A continuación, resumo las 14 recomendaciones que me han servido a mí para avanzar en el camino espiritual. Todas están interrelacionadas. Comprenderlas a fondo y dominar su práctica no solo hará tu vida más productiva, sino que contribuirá a que conserves la paz interior.
Índice de contenidos
Recomendaciones para avanzar en el camino espiritual
1. Desarrollar un marco filosófico existencial y vivir de forma coherente con este.
No importa cuál sea tu identidad filosófica o religiosa, si es materialista, agnóstica, judía, cristiana, islámica, hinduista, budista, etcétera, es necesario que les des una respuesta personal a las preguntas esenciales de la vida, aquellas relacionadas con la identidad, la misión y el destino; es decir ¿quién soy yo?, ¿para qué estoy aquí?, ¿continúa la vida consciente después de la muerte?
Las respuestas a estos interrogantes dan sentido y dirección a todos los actos de tu existencia. Sin ellas quedarás sin defensa ante las inevitables adversidades de la vida. Una vez definido tu marco de referencia existencial, ajusta a él tus sentipensamientos y actos.
2. Definir un propósito de vida / Construir sobre fortalezas / servir a los demás.
- El propósito es lo que da significado a tu vida; aquello que marca tu contribución al mundo, la razón que encuentras para estar aquí, algo por lo que vale la pena vivir… y hasta morir.
Ser lo que eres y convertirte en lo que eres capaz de ser es la desafiante finalidad de tu vida. Vivir, experimentar y aprender de tus éxitos y fracasos son los medios para lograrlo. El resultado de todo lo anterior es aumentar tu nivel de conciencia y evolucionar.
- Cada ser humano es único e irrepetible. Con tu forma personal de vivir has de buscar expresar lo que te diferencia de los demás y has de perderle el temor a ser original y a las críticas de los que temen ser lo que son.
Define tu contribución a la sociedad a partir de tus fortalezas, de aquello que te gusta y haces bien, no a partir de tus debilidades. Si de esa forma procedes recorrerás en tu vida profesional caminos con corazón, caminos que se andan por el placer de andarlos, independientemente de a dónde conduzcan.
- El servicio a los demás debe ser el fin; el dinero y otras recompensas deben ser apenas una consecuencia de realizar bien tu misión, de permitir que otros usen lo que eres y conoces para lograr sus propios fines.
3. Desarrollar la autoconfianza y la fe
- Cree en ti mismo y en tus posibilidades de lograr lo que quieres. La voluntad, puesta al servicio de un propósito con el que hayas comprometido tu corazón, tiene un poder enorme.
No sabrás hasta dónde puedes llegar si no lo intentas, si no dejas que sea la misma vida la que te fije los límites en lugar de ponértelos tú; así que, confiando en Dios o en las fuerzas impersonales del universo, haz tu mejor esfuerzo y apuéstale al éxito.
Todo anhelo que tengas tiene altas posibilidades de realización si lo mantienes en tu conciencia y trabajas por alcanzarlo; sin embargo, ten cuidado con lo que deseas porque si lo logras saborearás el placer del triunfo, pero también aprenderás que en la vida nada es gratis y por cada logro tendrás que pagar un precio, que en ocasiones podrás considerar excesivo. Está atento al mismo y haz un cuidadoso balance de beneficios y costos antes de sumergirte en la acción.
- La fe es un estado de conciencia, una certidumbre de lo incierto, como hermosamente la definió el psicoanalista humanista Erich Fromm (1900-1980). Mira lo que pasa dentro de ti y reconócelo sin engañarte. Cuando descubras que hay fe, sepas o no por qué, procede sin titubear, porque es ella la que te garantiza que las fuerzas impersonales del universo se alinearán con tus propósitos y facilitarán que tus sueños se transformen en realidad.
No trates de crear fe, porque ello no es posible, hay que reconocerla en ti cuando aparezca. Si no emerge, transfórmala en esperanza, pide ayuda y, desapegado de resultados, deja que Dios, si crees en él, o el universo si no, hagan por ti lo que tú no puedes hacer por ti mismo.
Si después de hacer tu máximo esfuerzo lo que quieres no se da, acepta… y deja de quererlo, abandonando con alegría la lucha. Lo que deseabas no era para ti, en nada contribuía a la evolución de tu alma. Agradece a Dios o al universo que así haya sido. Siempre se te dará lo necesario para cumplir con tu propósito de vida. Si ves que no sucede, revisa tu misión.
4. Aprender a manejar las fuerzas impersonales del universo.
El universo es holográfico, todo está conectado con todo, como en un inmenso computador en el que cada ser autoconsciente es una terminal. Está a tu servicio y, te des o no cuenta de ello, siempre trata de cumplir tus instrucciones.
Aprende a programarlo. Tomar conciencia de lo que quieres te da claridad de propósito y esta, unida a la fe en que lo obtendrás, le proporciona dirección y energía a lo que deseas que el universo haga por ti. Mientras más claro esté en tu mente lo que quieres y mayor sea tu fe —o en su defecto tu esperanza—, de lograr lo que anhelas, más influirás en obtener el resultado final.
Los resultados no siempre se darán como tú quieres porque estos proceden de la interacción entre todas las fuerzas de diferente sentido e intensidad que gravitan sobre el universo en los aspectos en que tienes interés. Sin embargo, es indudable que, aun perdiendo, el desenlace habría sido distinto si tú no hubieses participado en el juego, pues la dirección y fuerza del vector que tú representas siempre influye.
Actúa, no esperes pasivamente los resultados. Haz, dentro de los límites de lo posible, todo lo que puedas hacer; el universo no responde a la inacción.
5. Centrarse / Pensar conscientemente / Vivir desde el alma / Entrenar el ego.
Ponte en contacto con tu ser —que es básicamente autoconsciente, entendimiento y voluntad—, y hazlo por medio del no pensamiento, o meditación de vacío, conocida en la actualidad con el nombre de “mindfulness”.
Sería conveniente, aunque no necesario, que le dedicases un tiempo específico a aprender a meditar. Podrías asistir a uno de los muchos programas que enseñan cómo hacerlo. La meditación es un poderoso instrumento de autodesarrollo. No obstante, sea que lo hagas o no, aprovecha algunos momentos del día para ubicarte en tu centro, en tu autoconsciente, para dejar de prestarles atención por unos minutos a tus sentipensamientos y focalizarte en cambio en el yo que eres.
Cierra los ojos y centra la atención en tu respiración, siguiéndola, sin forzarla. No luches contra tus pensamientos, sólo limítate a tomar conciencia de ellos y dejarlos ir. Experimenta la conciencia de ti mismo que emerge cuando acallas tu mente. Comprende, por medio de escuchar la voz del silencio, quién eres y siente el poder que de ti emana.
Integra tu pasado, tu presente y tu futuro en el eterno ahora de esos sagrados momentos y recobra la soberanía sobre ti mismo.
- Desde ese centro de conciencia que eres, que se desarrolla con la meditación y/o los ejercicios de centramiento, puedes administrar tus sentipensamientos y tus actos.
Usa el pensamiento cada vez que lo necesites, pero hazlo conscientemente. También lo puedes hacer planteándote una pregunta y tomando nota de lo que llegue a ti.
- Tienes a tu disposición un cuerpo y una mente, pero no eres ni lo uno ni lo otro. Eres un centro de conciencia del universo. Tú no eres tus pensamientos sino el que los piensa, no eres tampoco tus sentimientos sino el que los experimenta, por lo tanto, estos son tus servidores y no tus amos; de ti depende qué hacer con ellos.
Vive desde el alma que eres, o si no crees tenerla, desde el yo, o centro de conciencia, que es lo que esencialmente eres.
- El ego, es decir tu personalidad, no es tu enemigo sino tu aliado, tu gran maestro. Se vuelve un problema cuando te identificas con él porque empiezas a creer que eres el caballo cuando en verdad eres el jinete. Entrena el ego para que esté al servicio de tu alma o yo y busca con ahínco que lo que crees sea coherente con lo que sentipiensas, dices y haces.
6. Estar presente / Integrarse al entorno.
Estar presente equivale a estar consciente de lo que estés haciendo, concentrado en ello. Lo opuesto es la dispersión de la mente. Estar presente significa, por ejemplo, estar aquí y ahora en el acto de tomarte un café, hablar por teléfono, recibir la visita de alguien, etcétera, en lugar de estar distraído en otros pensamientos o hacer simultáneamente otras cosas. Estar presente te permite —aunque debas poner atención a muchos eventos en simultánea—, atenderlos en fila india, uno a uno, y no en columna, todos a la vez, lo que aumenta tu concentración y mejora tus resultados.
En esos momentos tu yo desaparece como observador de lo que estás haciendo y se unifica con la tarea que llevas a cabo.
En cualquier momento en que descubras que estás apartándote del momento presente, devuelve el centro de atención al aquí y al ahora.
Aprende a disfrutar del momento presente, sin hacer nada distinto de eso, estar presente; por ejemplo, en tus conversaciones con los demás, permite que las respuestas emerjan de ti en lugar de pensarlas mientras escuchas; solo reconócelas cuando aparezcan.
- Aprovecha los momentos en que estás en contacto con los demás, con la naturaleza o el mundo que te rodea, para salir de ti e integrarte con el entorno. Usa los eventos sociales para esto. Hazte uno con las personas y cosas que te rodean y deja diluir el yo individual en el momento presente. Disfruta del momento, nunca más volverás a experimentarlo.
7. Vivir en forma impersonal / Practicar el Wu Wei.
- ¡Abandónate! Déjate conducir por las fuerzas impersonales del universo. Escucha a tu intuición.
Plantéale a Dios o al universo lo que tú crees son tus necesidades, y deja que te proporcione la respuesta. Pídele que, de ser conveniente, te ayude a conseguir lo que quieres.
Confía, deriva en estado de alerta, que no es lo mismo que dejarte llevar por la corriente. Está atento a las señales del universo y síguelas. Recuerda que el universo está bien hecho y que todo lo que en él acontece es necesario y tiene como propósito favorecer la evolución de todas sus criaturas hacía formas cada vez más adecuadas de ser y de hacer.
- El Wu Wei —o principio oriental de la mínima acción para el logro de resultados— consiste en obtener lo que se anhela perturbando lo menos posible el sistema al que está vinculado lo que quieres lograr.
Busca siempre el camino que ofrezca la menor resistencia, no remes contra la corriente, a no ser que tu ser o las circunstancias así te lo exijan. Esto, remar contra la corriente, solo debes hacerlo cuando te corresponda, es decir cuando sea parte de tu misión de vida y tengas con tus actos posibilidades de influir en la obtención del propósito que buscas.
¡Practícalo!
8. Desapegarse de los resultados / Valorar / Agradecer / Hacer el mejor esfuerzo.
En propósitos que no dependen totalmente de tus esfuerzos porque están afectados por variables no controlables que inciden en los resultados, debes concentrarte en aquello que sí puedes hacer. Debes enfocarte en lo que depende de ti y dejar lo no controlable en manos de Dios o de las fuerzas impersonales del universo.
Es poco inteligente preocuparte por aquello que escapa a tu control. Hacerlo, además, distrae la atención y drena las energías que deberías enfocar en lo que sí puedes realizar para aumentar las probabilidades de obtener lo que quieres.
- Valora y agradece cualquier resultado que obtengas porque nunca hay victorias ni derrotas totales. Agradece igualmente todo lo que existe en tu vida, aun lo negativo, porque te ha dado la experiencia necesaria para manejar y superar en el futuro situaciones similares y te ha aportado sabiduría para administrar mejor tu vida.
De este modo nunca pierdes porque o ganas o aprendes.
- Concéntrate en hacer tu máximo esfuerzo, y ante la no obtención de lo que anhelas aprende de la experiencia y pregúntate qué podrías haber hecho diferente o mejor.
Haz tuya la frase de Gandhi: “La recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado, un esfuerzo total es una victoria completa”, magníficamente complementada por uno de los cantos de guerra de la etnia Suahili: “Sólo la lucha le da sentido a la vida, la victoria o la derrota está en manos de los dioses ¡celebremos la lucha!”.
9. Observar sin juzgar / No hacer suposiciones.
- No mezcles el acto de entender con el de juzgar. Primero está entender; luego, de ser necesario, juzgar. Si juzgas antes de comprender, no comprenderás; y por lo tanto, juzgarás mal.
No le temas, si sucede, a que la comprensión del punto de vista del otro cambie tu modo de pensar; más bien, agradécelo.
No juzgues si no es necesario hacerlo, y en tal caso concéntrate en los actos de la persona, no en su personalidad.
Recuerda que el que juzga antes de comprender no solo no entiende sino que tampoco cambia.
- Evita las suposiciones, busca los hechos y, si es necesario que las hagas, sé consciente de que estás partiendo de conjeturas. Persigue la objetividad —lo que es—, aunque no logres alcanzarla del todo.
10. Aceptar/ Asumir / Dejar ir.
Acepta aquello que no puedes o no quieres cambiar.
- Asume la responsabilidad que te corresponde en lo que acontece, sin echarles la culpa de tus errores a las circunstancias o a otras personas, si no la tienen. No te conviertas en víctima. Tú, siempre, sea cual sea la situación, eres al final el dueño de tus decisiones; responsabilízate de ellas.
- Deja ir el pasado y concéntrate en el presente. El pasado no es modificable en sus hechos, y las consecuencias solo son maleables según como interpretes los hechos en el presente.
Cuando te arrepientas de algo que hiciste en el pasado ten en cuenta que si volvieras atrás con el nivel de conciencia que tenías en ese momento volverías a hacer lo mismo.
Si puedes reparar en parte o totalmente el daño hecho, hazlo; si no, abandona. Para los creyentes nada pasa en tu vida sin el permiso de Dios y todo lo que acontece tiene como finalidad la evolución de las almas de los involucrados.
11. Replantear los contradictores como maestros.
Los contradictores pueden ser de dos tipos, los bien y los mal intencionados.
Los bienintencionados son muy útiles para ayudarte a entender tu percepción de la realidad desde perspectivas o referentes distintos a los tuyos y para ayudarte a mejorar tus decisiones.
Los malintencionados son muy valiosos para ayudarte a practicar la virtud de la paciencia y la humildad y para contribuir a controlar la arrogancia del ego, al disminuir tu prepotencia.
Según el antropólogo y escritor Carlos Castañeda (1925-1998) estos últimos, los malintencionados, son tan útiles que, de no tenerlos, y si estás interesado en tu crecimiento personal, deberías salir a buscarlos.
Replantearlos para verlos como maestros no es solo útil para disminuir la frustración que su presencia en tu vida te puede provocar, sino también para usar su aporte como un impulso poderoso a tu desarrollo; te ayudará a poner en sus justas proporciones tu deseo de ser valorado por los demás y también los actos de los contradictores malintencionados, a los que reaccionas con incomodidad.
12. No tomarse nada en forma personal.
Sin tu consentimiento nadie puede afectar ni tus pensamientos ni tus sentimientos. Esto quiere decir que para que alguien te haga sentir mal es necesario que tú cooperes; de hecho, si tú no colaboras, es imposible afectarte.
Los demás dicen o hacen cosas y tú reaccionas a lo que ellos dicen o hacen. Los otros proporcionan el estímulo, pero eres tú el dueño de los sentimientos que este te provoca. Lo anterior se refleja claramente en la forma correcta de informar de los propios sentimientos, sin culpar de ellos a los demás: “Cuando tú haces tal o cual cosa, yo me siento de tal o cual manera”.
Culpar a los demás por lo que tú sientes cuando ellos hacen algo que no te gusta es, además de injusto, incurrir en un error de juicio.
Tú no eres responsable de lo que los demás piensen de ti o sientan hacia ti. Sí lo eres, no obstante, de lo que haces para que ellos piensen o sientan de cierta forma. Concéntrate en ti, no en los demás, y si estás satisfecho de ser como eres, deja que los demás piensen o sientan lo que quieran; el problema es de ellos, no tuyo. Sin embargo, si piensas que no estás actuando correctamente, modifica lo que a ti te compete, el estímulo, pues, según lo dicho, las reacciones emocionales, les corresponde manejarlas a tus interlocutores.
13. Aprender a dialogar con uno mismo.
La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que piensas sobre lo que te sucede. Experiencia sin reflexión que conduzca a conclusiones es como si no se hubiese tenido. Por ello es cierto que una vasta experiencia no necesariamente equivale a sabiduría.
“Soy inmenso, contengo multitudes”, dijo el poeta Walt Whitman (1819-1892), y esta frase es aplicable a cualquier ser humano. Ella nos invita a darles voz a algunos de lo que nos habitan y a dialogar con ellos.
Detrás de los sentimientos siempre hay pensamientos; escúchalos, algo tienen que decirte, están deseando darte a conocer algunas cosas. Lo mismo ocurre con la enfermedad; detrás del dolor físico y emocional hay mensajes que te conviene oír.
Revisa tu programación mental. Dialoga con tu maestro espiritual, Jesús, Buda, tu santo predilecto, tu ángel de la guarda, tu madre o tu padre fallecidos, con quien quiera que respetes y cuya opinión sea valiosa para ti. Te sorprenderá la sabiduría que emana de tu ser cuando la canalizas a través de terceros cuyos pensamientos habitan en ti.
Conversa con tu superyó o conciencia moral para reprogramarlo. El superyó se convierte en un aliado fabuloso cuando se le entrena bien y cuando se inactivan o actualizan grabaciones obsoletas de la infancia y la adolescencia y se instalan programas nuevos.
Dialogar con nuestro ego es una práctica muy poderosa porque refuerza la identidad centrada en el yo, o alma, que en el ejercicio asume el papel de director del propio ser y asume el liderazgo que usualmente le entregamos al ego cuando nos confundimos con él y creemos que somos el ego.
Si tienes habilidad para hacerlo, escribe tus preguntas y las respuestas que obtienes; así podrás repasar, reforzar conclusiones y de ser necesario corregir y ampliar los diálogos contigo mismo.
Dios o el universo siempre responden a las preguntas que les hacemos. Para lograr esas respuestas debemos mantener el interrogante hasta que la respuesta emerja. Si ante la falta de respuesta abandonamos la pregunta, el universo parece entender que no estamos interesados en ella y la contestación no surge.
¡Ensáyalo!
14. Disciplinarse.
La disciplina, entendida como hacer lo que hay que hacer —te agrade o no—, es considerada como la virtud más poderosa para predecir el éxito de una persona en cualquier área de la existencia. Todas las recomendaciones anteriores la requieren para poder llevarlas a la práctica y convertirlas en una forma de vida, en algo que se hace de forma inconsciente. La disciplina y la práctica integral se retroalimentan en una especie de círculo virtuoso.
Un buen hábito para reforzar esta importante virtud es realizar cada día un pequeño acto de negación de ti mismo, hacer algo que a tu ego no le guste. De este modo, poco a poco, se fortalecerá el instrumento más necesario para obtener la mejor versión de ti mismo, es decir la voluntad que, junto con la autoconsciente y el entendimiento, es una de las potencias del alma, eso que en última instancia eres.
Alberto J. Merlano A.
Gracias por leer este artículo y dejarnos su valioso comentario.
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Estoy muy agradecida de recibir este correo electrónico, su contenido básicamente es para mi un mapa escrito que precisa mi correcto sendero hacia un más eficiente desarrollo espiritual, estas 14 recomendaciones ponen en orden mis ideas, mis distintas interrogantes, y los angustiantes “cómo”. Gracias miles a Luz Elena y a quién me llevo al club mente en Paz :).
Para nosotros es un motivo de profunda satisfacción saber que apoyamos el camino espiritual de las personas, muchas gracias por su comentario.