Hoy me propongo aprovechar todas las herramientas, dones, posesiones y facultades que Dios me dio, para servir con amor a los demás. Lo que tenemos no nos pertenece, no somos dueños de nada ni de nadie. Somos simples administradores temporales de las cosas, y compañeros transitorios de las personas.  

Ir al contenido