Hoy mis pensamientos, sentimientos y actitudes afectan cada momento de mi vida, aunque muchas veces no me doy cuenta de ello. La mente es terca, caprichosa, y no cede fácilmente; está aferrada a los pensamientos que alimento diariamente, por lo cual decido estar muy atento a lo que pienso, para controlarla y llevarla a lo que deseo.

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