Hoy le pongo todo el entusiasmo y la alegría que más puedo, a cada día de mi vida. Me lleno de ilusión y me siento tan feliz, como si fuera el primero, y con el mismo agradecimiento, como si fuera el último. Procuro que mis pensamientos cotidianos sean esperanzadores, alegres, llenos de fe y de amor.

Ir al contenido