Hoy soy el único responsable de mi felicidad, que emerge de lo más profundo de mi ser. Nada ni nadie puede hacerme feliz, pues serlo, es una decisión única y muy personal. Solo yo puedo decidir dejar de sufrir, abandonar los pensamientos negativos, la queja y el temor, avanzando por la vida y confiando plenamente en su grandeza.

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