Hoy tengo una actitud victoriosa, enfrento la vida y los retos que se me presenten con confianza y tranquilidad. Una persona que camina encorvada, mal encarada y abatida está preparada para la derrota, esa jamás será mi actitud. Voy por la vida con la cabeza erguida, sonriente, seguro y lleno de entusiasmo y fe en mí mismo y en el mundo que me rodea.

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