Hoy me propongo vivir en un estado de paz permanente sin permitir que nada ni nadie me altere, ni logre robar mi paz. Desperdicio mi vida cada vez que me enojo o me siento molesto. Decido y decreto que mi paz no es negociable, no es alterable, no la pierdo por ninguna razón, es mi derecho y mi más grande e importante patrimonio espiritual.

Ir al contenido