Hoy comprendo que todos tenemos un pasado, al cual nunca debemos mirar con rechazo o vergüenza, sino por el contrario, con inmensa gratitud. Veo la riqueza y todo lo grandioso que el ayer aportó a mi vida. Los recuerdos tristes me hicieron fuerte y decidido; los alegres me nutrieron de amor, seguridad y confianza, tanto en mí, como en la vida.

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