Hoy decido practicar la excelencia y abandonar la competencia. Escucho mi voz interior que me guía hacia mi más alto bien. Me atrevo a soñar con lo que quiero lograr, sin competir con nadie. Aprendo del éxito ajeno, celebro sus logros, y me enfoco en mejorar mis acciones, hábitos y decisiones. 

Ir al contenido