Es innegable la necesidad que todos tenemos de tener un trabajo que nos produzca los recursos necesarios para nuestro sustento y el de la familia. Sin embargo, es conveniente hacer una diferencia entre lo urgente y lo importante.

En el trabajo por lo general siempre hay situaciones que requieren de atención inmediata, surgen en la cotidianidad eventualidades que requieren ser resueltas y que “supuestamente” no dan espera. Esto sucede en casi todas las empresas y en cualquier actividad que se realice, lo que nos mantiene continuamente ocupados sin dejarnos tiempo para otras actividades.

Si nos dejamos absorber por las urgencias laborales que se presentan a diario y solamente les damos prioridad a estas, poco a poco vamos cediendo espacio familiar y personal, las actividades verdaderamente importantes de nuestra vida pasan a un segundo plano, sin que siquiera nos demos cuenta.

Allí viene lo urgente y lo importante: ¿Qué es lo urgente? Laborar para generar recursos, dar solución a las necesidades cotidianas de nuestro trabajo, cumplir con nuestra función a cabalidad, ser profesionales en lo que hacemos y hacerlo muy bien.  ¿Qué es lo importante? VIVIR, y esto implica estar conectados con nuestra vida personal, con nuestros hijos, padres, pareja y amigos, compartir con ellos, escucharlos, apoyarlos de recibir su apoyo. Lo que llena nuestra vida, lo que le da razón y sentido a la existencia humana es el núcleo familiar y social.

Para el ser humano es de vital importancia pertenecer a un grupo familiar, amar y sentir el amor de sus seres queridos, tener los padres vivos cuándo nos vamos envejeciendo comienza a convertirse en una grandiosa bendición.

Disfrutar del amor de los hijos y de la pareja le da a una persona seguridad en la vida, estabilidad emocional y deseos de vivir. Contar con amigos queridos con quienes compartir espacios agradables de risa, distracción y simple relajación, a todos nos llena el corazón.

Hay una gran diferencia entre estar en contacto y estar conectados.

A los seres humanos la nueva tecnología de comunicación nos permite estar en contacto con las personas, muchas familias tienen un chat familiar en el que se saludan, comparten opiniones o algún video interesante o simplemente se saludan, podemos afirmar que están en contacto continuo. ¿Pero ese contacto toca el corazón? O simplemente tranquiliza la razón. Ah ya sé que están bien, me quedo tranquilo y listo.

La conexión es otra cosa bien diferente, y solo podemos conectarnos cuando nos vemos, cuando nos miramos a los ojos, nos damos un fuerte abrazo, nos reímos juntos, preparamos una cena y comentamos mil cosas mientras la comemos. La conexión está en sentir tu corazón, en tomarte de la mano y decirte algo bonito que te entusiasme, en hablarte al oído, en contarte mis travesuras, tristezas, alegrías y preocupaciones.

La conexión es cuando nos vemos y multiplicamos la alegría porque todos sonreímos y hasta nos burlamos de nosotros mismos, cuando juntos dividimos las tristezas y compartimos las lágrimas. Cuando abrazo a mi madre o a mi padre y les digo lo mucho que los amo, cuando cargo a mi hijo pequeño y le doy su comida.

La conexión está en el compartir presencial y no en el escribir virtual.

Si nos quedamos en lo urgente que tenemos que resolver, cada día habrá algo más y eso nunca acabará, seguiremos en contacto con los seres amados, perdiendo los momentos más valiosos de la vida y completamente desconectados de la vida.

Estar conectados al amor de nuestra familia y de nuestros amigos es lo que nos llena la existencia, nos agranda el corazón, nos da estabilidad emocional y le brinda paz a nuestra alma; cuando alguno parte de manera inesperada, si solo hemos estado en contacto, lamentaremos haber perdido la oportunidad de habernos conectado.

Preguntas:

¿Te sientes realmente conectado con tus seres amados?

¿Puedes crear una relación más cercana y fraternal con las personas que amas?

¿El tiempo que inviertes en compartir con tus seres amados, es suficiente, o podría ser un poco más?

Luz Stella Solano M.

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