by Nueva Humanidad | Artículos Nueva Humanidad, Paz Interior |
La resistencia es un factor común en el ser humano cuando de cambios se trata, puesto que, todo cambio conlleva incertidumbre que lo despoja del control que le gusta ejercer sobre su vida y la de sus seres queridos.
Cuando se trata de cambios externos las personas se muestran inquietas y preocupadas por desconocer lo que sucederá y especialmente les asusta lo que atañe a su situación económica, familiar y laboral, aunque sea de manera temporal.
Los cambios internos son un poco diferentes, si se trata de cambios de personalidad, comportamientos y hábitos la resistencia suele ser mayor, pocas personas están dispuestas a transformarse a sí mismas en busca de una mejor vida, es más cómodo esperar que otros cambien para sentirse bien.
Cambios internos
La mente humana suele hacer una fuerte resistencia a estos cambios, crea argumentos, encuentra motivos y todo tipo de razones para continuar aferrada a sus creencias y forma de pensar, inconscientemente es muy cómodo seguir pensando igual, ya que esto significa estar sentados en la zona de confort y continuar convencidos de estar en lo cierto y tener la razón. Realmente es muy cómodo pensar que otros son los equivocados y por lo tanto, los que tienen que cambiar.
Sin embargo, hay algo bien claro y es que cuando en la vida de una persona ha estado o está presente el temor, el sufrimiento, la angustia, la tensión, la depresión, el rencor y la rabia, es porque no se ha intentado algo diferente.
El ser humano prefiere ignorar su propia grandeza, antes que responsabilizarse de su vida. El mundo allá afuera es un colegio y las experiencias que vivimos son las maestras de la existencia.
La sola experiencia no trae sabiduría, abrirnos a las lecciones de la vida irá llenando de claridad nuestro ser hasta que logremos despertar, llegar a la luz, llenarnos de ella. La claridad es algo que necesitamos desesperadamente.
Conocimientos inútiles
Estamos llenos de preconceptos y conocimientos inútiles, de información y opiniones, pero sabemos muy poco de nosotros mismos. Para abrirnos a la verdad y el amor, primero hay que vaciar el tanque de conocimientos.
Todo ser vivo, pero especialmente el ser humano tiene la capacidad de transformación, con el solo hecho de que realice cambios sencillos y elementales puede lograr una vida bastante diferente. El cambio positivo de hábitos en la alimentación, en la forma de vestir y en los horarios que maneja crea un medio ambiente propicio para un mejoramiento.
Cambios más trascendentales que implican abandonar vicios como: el alcohol, el cigarrillo, las drogas, la comunicación vulgar y agresiva, la forma de hablar, los gestos corporales y el tono de voz, las palabras que utiliza para comunicarse, etc., ya son más notorios y producen transformaciones no solamente evidentes sino que pueden llegar incluso a una completa modificación de la vida, creando una nueva personalidad y obviamente produciendo resultados satisfactorios.
Cada uno de nosotros tiene la posibilidad de revelar su potencial ilimitado, dejar salir todos los recursos internos con que se cuenta, (que en toda persona son muchos y muy variados, sólo que se encuentran dormidos y encubiertos por creencias limitantes) es indispensable para crear una poderosa forma de vivir y ser.
El proceso de cambio, de crecimiento personal y de desarrollo espiritual requiere de adquirir las herramientas necesarias e involucra las cuatro áreas esenciales del ser humano: el físico, el emocional, el mental (intelectual) y el espiritual.
Querer el cambio
Querer el cambio es entrar en un mundo diferente al que hemos vivido hasta ahora, el mundo se transforma cuando nos transformamos por dentro. Transformarse es la capacidad y la voluntad de vivir más allá de lo que podemos ver y tocar, del mundo de las formas y de la materia.
El cambio es algo permanente, siempre estamos cambiando, aunque no nos damos cuenta. Nuestro cuerpo o forma física cambia continuamente, ya una vez fuimos bebes, niños, adolescentes y probablemente ahora somos adultos. Hemos cambiado mucho a lo largo del paso del tiempo.
Sin embargo, el cuerpo no es lo único que ha cambiado dentro de nosotros, de niños pensábamos y veíamos el mundo de formas muy variadas, diferente a como lo hacemos ahora. Empezamos a percibir las cosas de acuerdo a como nos enseñaron los adultos que nos rodeaban en ese momento. Si fuimos educados por padres agresivos, creemos que esto es normal y copiamos los modelos. Si fueron temerosos y nos llenaron de miedos es probable que esos miedos se hayan instalado en nuestra mente y todavía estén allí.
Lo físico y los pensamientos cambian muchas veces a lo largo de la vida, lo que nunca ha cambiado y siempre está presente es nuestra esencia Divina. Lo real permanece en nosotros, es eterno. Nuestra conciencia evoluciona, pero nunca deja de estar en nosotros. Una parte de ella está activa, despierta y de acuerdo a su nivel actuamos y respondemos a las experiencias que la vida nos plantea.
La otra parte está dormida, esperando que vivamos todas las experiencias necesarias para nuestro crecimiento y desarrollo, para que, luego cuando estos conocimientos y vivencias se transforman en sabiduría pasen a nutrirla y a sumarse a su nivel evolución.
Las creaciones humanas siempre comienzan con el pensamiento, con ideas o imágenes mentales. Por esto el elemento determinante en nuestro cambio y transformación interior consiste en comenzar a vernos a nosotros mismos como seres ilimitados. Dejar de mirarnos como seres sometidos a las cosas materiales, a las situaciones externas y a los sucesos o eventos que no podemos controlar.
Si las situaciones externas nos controlan vivimos una vida llena de fronteras, ya que en el mundo de lo externo no podemos hacer nada. No podemos evitar que el carro se descomponga, que el vuelo se retrase, que un peatón se nos atraviese, que algunas personas se comporten groseras, impacientes o intolerantes. No podemos impedir los fenómenos naturales, ni los accidentes inesperados
Acción o reacción
No hay control posible sobre cosas externas a nosotros, pero sí sobre la respuesta que damos a ellas, si nos detenemos a observar más a profundidad, no son las situaciones las que realmente nos afectan, sino la forma como respondemos a ellas.
Una cosa es actuar y responder serenamente a cualquier evento que la vida presente y otra bien diferente es reaccionar impulsivamente. La reacción descontrolada proviene del ego, suele darse cuando la persona está dominada por sus impulsos instintivos que le impiden responder sabia y calmadamente.
Todos los límites están dentro del mundo externo y de la materia, sólo podemos levantar cierto peso, correr a cierta velocidad, alcanzar ciertas metas laborales o profesionales.
El mundo del pensamiento y de las emociones es algo diferente, en este espacio si podemos actuar, allí si tenemos el control. Nuestra capacidad de pensar no tiene límites. Todo cuanto deseamos y queremos podemos crearlo en cuestión de segundos en nuestro pensamiento.
Los seres humanos fuimos dotados de un poder inimaginable que todavía no hemos descubierto en su totalidad, estamos capacitados para experimentar una gran parte de esta vida en una dimensión más elevada. La verdadera transformación de nuestra vida se da en ese espacio, en esa dimensión no física, atemporal e ilimitada.
La forma simplemente es el vehículo a través del cual vivimos las experiencias, sirve para satisfacer ciertas necesidades, pero en realidad está al servicio del verdadero ser, de lo que realmente somos.
Valores
La cultura hoy en día pone especial énfasis en el mundo externo, cuando en realidad lo realmente importante son los valores internos, dirige su atención casi de manera exclusiva en la forma y en el hacer, olvidando que la verdadera satisfacción y plena realización está en el ser, en el mundo interno. En la forma física se aloja temporalmente nuestro yo real, pero son dos cosas completamente diferentes.
El verdadero cambio se produce cuando desviamos el interés por lo material, por el mundo externo de las formas y lo dirigimos hacia el interior, ese es el lugar de la transformación donde podemos producir todo tipo de milagros.
Comprendiendo que no somos un empaque, sino algo mucho más grande, que no somos un cuerpo dotado de alma, sino todo lo contrario un alma que habita un cuerpo temporalmente, que el empaque físico un día va a desaparecer, pero su alma es eterna y perfecta.
La vida se convertirá en un viaje fascinante lleno de alegría y respeto, cada vez más relajado, tranquilo y amoroso, pero a la vez emocionante y maravilloso. La parte nuestra que está sujeta a las limitaciones autoimpuestas al vivir en un mundo externo y ajeno, se liberará y podremos ver un nuevo panorama.
Al reducir la marcha y vivir en un espacio tranquilo e interno podemos apreciar todo lo que aparece en el camino. Nuestra sabiduría nos dirá que no tenemos nada que temer, que no hay motivo alguno para sentirnos amenazados por opiniones o acciones de terceros, que se puede vivir una vida alegre y sosegada, y eso mismo será lo que comenzamos a irradiar. Es más fácil aceptar las opiniones adversas cuando sabemos que nada afuera de nosotros puede manipularnos.
El conflicto, el enfrentamiento, el resentimiento y el dolor desaparecerán de nuestra vida, encontrando gran satisfacción en la tranquilidad interior que reemplaza el resentimiento y el dolor.
En este punto es cuando empezamos a sacar el máximo provecho del poder de nuestra mente. Podemos actuar calmada y tranquilamente, aunque otros piensen que estamos perturbados o alucinando. Obtendremos los resultados de una mente clara y aquietada donde ingresamos a nuestro antojo cada vez que necesitemos hacerlo.
En ese espacio interior encontraremos esa inteligencia perfecta que hay dentro de todas las formas, es en ese espacio milagroso en el que todo es posible. Mientras menos importancia concedemos a lo externo, menos restricciones encontramos en la vida. Adquirimos la capacidad de escuchar esa voz interna que nos habla mostrándonos el camino correcto y ayudándonos a tomar las decisiones acertadas.
POSEER UNA MENTE TRANQUILA AYUDA A DISFRUTAR DE UNA VIDA SERENA, GOZOSA Y AMOROSA.
Cuanto más tranquila está la mente, más capacidad tiene de percibir el lazo de unión que existe entre los pensamientos y el modo de sentir y actuar. Conseguimos sacar mayor partido de la energía interior mediante una actitud sosegada de aceptación y valoración que contribuye al sentido personal del equilibrio y la armonía.
Cuando comenzamos a aceptar que somos divinos por naturaleza, y que esa divinidad posee una mente capaz de pensar, que está conectada a la inteligencia universal, lograremos todo que se nos antoje en esta vida.
Luz Stella Solano M
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by Luz Stella Solano M. | Artículos Nueva Humanidad, Paz Interior |
En este artículo te reto a que te mires a ti mismo. ¿Cómo te ves? Mírate a ti mismo y observa tus creencias, todos tenemos muchas creencias unas negativas que podemos erradicar al descubrir el daño que nos causa, otras positivas que queremos continuar reforzándolas.
Es imposible que cambiemos las creencias que nos limitan si no sabemos cuáles son
Aprendimos que la vida simplemente transcurre sin que nosotros podamos hacer nada para cambiar ni las circunstancias en que vivimos ni las cosas que nos suceden. Algo así como la vida comienza al nacer, luego vamos creciendo, estudiamos, trabajamos, formamos un hogar y finalmente al llegar la vejez esperamos la hora final.
Siempre a la espera de qué sucederá, viendo pasar la vida como el agua de un río sin que podamos hacer nada diferente a mirar, esta triste perspectiva nos convierte de una u otra forma en seres pasivos, víctimas de una vida algunas veces injusta, enfrentados a la incertidumbre y la inseguridad de nunca saber que será de nuestra pequeña humanidad.
Esta lamentable idea acerca de la vida se origina en tres creencias nefastas:
- Creer que existe un Dios furioso, castigador y vengativo, que controla nuestras vidas, al que tenemos que temerle porque en cualquier momento si se enoja con nosotros descarga su furia y nos castiga severamente. O que existen fuerzas externas negativas que nos oprimen y actúan en nuestra contra si no las complacemos.
- Considerar las experiencias como una consecuencia de un destino del cual no somos actores, que no podemos ni crear y mucho menos modificar.
- Pensar que los sucesos carecen de una causa que los genera, desconocer la ley de la causa y el efecto.
Estas tres creencias son erróneas, causan mucho daño y se convierten en un factor inmovilizador de las capacidades que posee el ser humano para crear lo que se le antoje.
Hay, sin lugar a duda, una causa para todo, lo que enfrentamos en la cotidianidad de nuestra vida sean situaciones alegres o sufrimientos y preocupaciones provienen del modo en que aprendimos a ver la vida y a actuar en ella. Sin embargo, estas creencias se pueden modificar y tan pronto se corrigen desaparece el dolor, no es necesario sufrir porque nada lo pretende, la preocupación no es más que el fruto de una mente descoordinada y poco entrenada.
La ley de la causa y el efecto aplica para cuanto experimentamos, al conocerla comprendemos que no es posible pensar que la vida transcurre libre de razones o causas que nos inducen a las experiencias personales.
Creer que la vida simplemente ocurre nos desprovee de la capacidad de decidir, nos reduce del papel de actores protagonistas a simples víctimas impotentes, nos roba el valor que como seres inteligentes tenemos. Mientras que, comprender la vida como un acto permanente y continuo de creación nos devuelve el protagonismo y el poder de convertirnos en aquellas personas que deseamos ser.
Estoy firmemente convencida de que en esta vida experimentamos todo aquello en lo que creemos y pensamos, cada palabra que decimos, cada idea en la que nos concentramos, el enfoque que damos a nuestros pensamientos acabará convirtiéndose en una experiencia real por la simple razón de que los pensamientos son vibraciones, energía que se transforma.
Podemos o no permitir que los pensamientos negativos se instalen en nuestra mente, si les damos fuerza se convierten en limitaciones reales porque así lo hemos consentido y así será por el tiempo que los aceptemos, en todo caso, se pueden corregir y hacer el cambio a voluntad.
Igualmente podemos cambiar la actitud, abrir la mente a una nueva información que nos conduzca a una visión más amplia de la existencia humana, incluso solo con cambiar el pensamiento que es el gran motor creador se realizan los milagros.
El pensamiento es una elección y dependiendo de él todo se vuelve una posibilidad real en nuestra vida, y si lo pones en duda puede ser que tienes miedo de aceptar la gran responsabilidad de aceptar que eres el creador de todo lo que sucede en tu vida.
En definitiva, hay que comprender que somos responsables de cada una de las experiencias de nuestra vida, de las mejores y de las peores y que los pensamientos que tenemos van creando nuestro futuro. Cada uno de nosotros se crea su propia experiencia con su forma única y personal de ver la vida, con lo que piensa, lo que dice y lo que hace.
Lo que pensamos de nosotros mismos y del mundo se hace verdad para nosotros, lo que decidimos creer puede expandir y enriquecer nuestro mundo, o bloquearlo inexorablemente. Sin embargo, las ideas se pueden cambiar, los hábitos son modificables y en cualquier momento, no requieren de uno especial, para cambiar una idea simplemente hay que reemplazarla por otra, para acabar con las malas costumbres es preciso imponer otras mejores.
Cada día puede ser una experiencia emocionante, jubilosa y llena de esperanza, pero también puede dejarnos un saldo de tristeza, limitación y dolor, a cada segundo tomamos decisiones que conllevan una elección, eligiendo primero lo que vamos a pensar y apenas unos segundos después lo que decimos o hacemos. Sin lugar a duda alguna, trazamos los planos de nuestra existencia.
Nuestro subconsciente acepta todo aquello que decidimos creer, el gran Creador Universal jamás nos juzga ni nos critica, cada elección es una creación responsable que va a llevarnos allí adonde nos dirigimos. La vida no sucede caprichosamente, la vida está formada por experiencias que elegimos vivir.
Lo que pensamos es lo que creamos
Cada pensamiento es como un e-mail dirigido a la inteligencia universal, lleno de peticiones, que serán atendidas. Aunque no lo aceptemos, inconsciente y permanentemente estamos trazando el curso de nuestras experiencias, tanto si lo creemos como si no, somos nosotros quienes escogemos nuestros pensamientos.
Quizás habitualmente pensemos una y otra vez lo mismo, de modo que no parece que estemos eligiendo nuestros pensamientos, pero en su momento hicimos la opción original, tenemos el poder de negarnos a pensar ciertas cosas, las ideas y creencias existen solamente dentro de nosotros, y depende exclusivamente de nosotros modificarlas o no.
Luz Stella Solano.
¿Eres actor protagonista o simple víctima impotente de la vida?
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by Nueva Humanidad | Artículos Nueva Humanidad, Paz Interior |
La más valiosa herramienta que tenemos los seres humanos es el pensamiento, solo que aún hoy, con toda la tecnología que hemos desarrollado no logramos descubrir su grandeza, su poder, ni su aplicación desde las leyes del universo.
Descubrir este secreto genera satisfacción en todos los aspectos de nuestra vida.
Un gran potencial
El poder infinito que habita dentro de nosotros se encuentra escondido, debemos dejarlo salir y potencializarlo.
Somos creadores de nuestra propia experiencia vital y hemos venido a vivir esta experiencia para experimentar felicidad y bienestar. Poseemos un gran potencial, aún sin explotar en nuestro interior. Tenemos la llave para acceder a nuestra propia fuente de gozo, porque definitivamente en nuestro interior hay un poder infinito que espera ser liberado.
Este Poder puede transformar nuestras vidas de forma tan completa, radical y maravillosa que es difícil de imaginar. Es un poder que nos saca de la confusión, la miseria, la melancolía y el fracaso liberándonos del cautiverio y la esclavitud mental en que vivimos, y proporcionándonos la oportunidad de transformar nuestra vida en una experiencia plena y de total satisfacción.
La fuerza del pensamiento universal es la más poderosa que existe, cualquier cosa que deseemos, con esta fuerza podremos lograrla; esta fuerza es nuestro pensamiento cuando está unido al pensamiento, el propósito y la intención del Creador, creando una mejor correspondencia y trascendiendo nuestro destino.
El poder milagroso de nuestra mente puede sacarnos de la prisión de nuestros miedos, celos, preocupaciones y angustias, lo cual es fatal para nuestra vida. Aprender la manera científica de aprovechar el reino infinito y poderoso que hay en nuestro interior nos permite obtener lo que realmente queremos en la vida. Todos pretendemos y merecemos una vida plena, rica y feliz y la alcanzamos cuando comenzamos a inspirarnos en la sabiduría divina que está en nuestro interior.
El modo habitual de pensar configura y crea nuestro destino; puesto que lo que el hombre piensa que es, eso es. La prosperidad y la abundancia no son solamente materiales. El universo físico sirve para su manifestación, pero se encuentran en todas las dimensiones y en todos los planos, por eso no pueden ser medidas por la cantidad de bienes materiales o posesiones que se tengan, sino por la capacidad que tiene cada individuo de relacionarse con el mundo externo que lo rodea desde el respeto, la valoración y el amor.
Quien cambia su forma de pensar hace magia en su vida
Podemos obrar magia en nuestras vidas, no sabemos a ciencia cierta que es el pensamiento, solamente sabemos que dirigiendo cuidadosamente su poder mágico sabremos como explotar la mina de oro interna y extraer de ella todo lo necesario para una vida gloriosa, gozosa y abundante.
Dentro de nuestras profundidades se encuentra una sabiduría infinita y una inagotable reserva que nos puede revelar lo que necesitamos saber en cada momento, el sitio o la persona indicada donde acudir para encontrar la respuesta precisa o la decisión acertada que debemos tomar. Nos puede guiar y dirigir en todo momento y llevarnos al éxito y a una vida llena de satisfacciones, si somos receptivos y tenemos una mente amplia y flexible.
Cualquier cosa que concibamos, si nos encontramos en armonía con nuestra Fuente universal, puede manifestarse en el mundo de la materia. La vida es un maravilloso misterio en el cual siempre estamos buscando respuestas. Queremos tener su control y acabar con nuestras frustraciones y temores. Aquí trataos de encontrar la respuesta y aprender un proceso sencillo que podemos seguir para trascenderlos y alcanzar un nuevo nivel para disfrutar y ser felices.
Luz Stella Solano.
¿Ya estás haciendo magia en tu vida?
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by Nueva Humanidad | Paz Interior |
Es un gran descubrimiento en nuestro proceso evolutivo, y una gran responsabilidad cuando nos damos cuenta de que, es justamente nuestro nivel de conciencia, la causa de todo lo que nos ha sucedido, nos está sucediendo y nos sucederá.
Es resultado de acciones pasadas, consecuencia única y personal de decisiones tomadas, acertada o
erradamente. Por esta causa, es necesario comprender los efectos que traerán nuestras decisiones antes de tomarlas, para no tener luego que lamentarlas y asumirlas con dolor.
Antes de actuar precipitadamente, o de forma reactiva y automática, hay que tomarse el tiempo necesario para pensar, y posteriormente actuar con conciencia, con la certeza de que toda acción trae consigo una reacción.
Y cuando el resultado final no es de nuestro agrado, y las cosas salen diferente a lo esperado, hay que reflexionar hasta encontrar el aprendizaje correspondiente, y evitar caer en el error de buscar alguien a quien echarle la culpa de una decisión propia, precipitada, además de equivocada.
Algunas veces se adquieren compromisos de los que luego viene el arrepentimiento, más tarde cuando descubrimos que no podemos cumplirlo por cualquier razón, nos sentimos obligados, y pasa de ser un compromiso adquirido libre y voluntariamente, a una pesada carga a la cual nos sentimos obligados.
Compromiso
Cuando no hay suficiente comprensión, un compromiso fácilmente se convierte en una obligación que además de ser pesada, es difícil de asumir. Entonces es cuando la persona busca a quien culpar y se siente obligada, lo que fácilmente se traduce en un deseo profundo de querer huir de la situación, sin asumir el compromiso que la generó.
El compromiso que muchas personas adquieren con el matrimonio suele ser una de esas situaciones más frecuentes. La gente se casa por impulso y no entienden la magnitud del compromiso que están adquiriendo. Más bien lo toman como una situación cualquiera, a la que se puede renunciar cuando ya no me sienta cómodo.
No se comprometen; por lo tanto, no están listos para asumir los eventos inesperados y enfrentar las dificultades. Luego quieren huir del compromiso adquirido, culpando a otros por su desacierto.
Otro ejemplo son los compromisos financieros. Se busca un préstamo, para que solucione una situación difícil del momento, pero no hay comprensión de que se está adquiriendo una deuda que hay que pagar y cumplir según lo pactado. Mas tarde, cuando llegan situaciones inesperadas que cambian las condiciones iniciales, pasa de ser un compromiso a una obligación.
Aunque la realidad es que la persona nunca se comprometió, simplemente actuó sin pensar mucho lo que estaba haciendo. En muchas ocasiones, se trata de salir de un problema fácil y rápidamente, sin considerar, las dificultades que puede acarrear más adelante.
Así sucesivamente, podemos hacer una larga lista de situaciones de la cotidianidad, donde las personas se comprometen, sin analizar la dimensión del paso que están dando, para luego arrepentirse y buscar la forma de salirse de la situación, culpando a otros y huyendo, sin asumir el resultado de la decisión previamente tomada.
Obligación
Por otro lado, también hay el caso de la obligación que termina convirtiéndose en compromiso. Una persona que asume el resultado de sus decisiones es libre, no siente ataduras, ni cargas pesadas al momento de enfrentar las diferentes situaciones que plantea la vida.
Por el contrario, ve sus compromisos como una oportunidad de sentirse a gusto consigo mismo, de responder ante los demás de manera correcta y acertada, y de demostrar que es una persona en quien se puede confiar. Esta es la manera en que una persona construye un elevado grado de autoestima, confianza y valoración por sí misma.
Finalmente, nadie puede decidir ninguna cosa por otro, somos nosotros los que determinamos lo que hacemos o no. Quien libremente toma una decisión, adquiere un compromiso voluntario y, por lo tanto, debe asumirlo, aunque el resultado no sea el esperado.
La obligación es una creencia cultural equivocada, que conduce a las personas a dañar su vida, convirtiéndose en poco confiables para sí mismos y para los demás, atrayendo resultados desastrosos. Afortunadamente las creencias son modificables.
Quien se compromete profundamente no se queja jamás de nada y valora todo lo que tiene, abre un gigantesco flujo de energía
by Ok Web | Artículos Nueva Humanidad, Alberto Merlano Alcocer, Paz Interior |
Se describe la práctica de la observación no evaluativa, necesaria para desarrollar una auténtica comunicación en la que los interlocutores estén dispuestos a cambiar, como consecuencia de comprender empáticamente el punto de vista del otro.
No se comprende lo que se juzga
La práctica de observar sin juzgar consiste en hacernos conscientes de la experiencia, momento a momento, en el aquí y ahora, sin la interferencia de juicios o reacciones mentales o emocionales.
No se comprende lo que se juzga. Para evaluar se requiere, un deber ser contra el cual comparar lo que observamos. Para comprender es necesario suspender, por lo menos provisionalmente, el patrón normativo de referencia, sin ningún proceso consciente o inconsciente de evaluación.
No somos lo que hacemos
Comprender sin juzgar es difícil, pero no imposible. En asuntos humanos el juzgar impide entender el punto de vista del otro. Si queremos lograrlo hemos de hacerlo sin juicios y, si este es imprescindible, debe realizarse sólo después de haber comprendido, no antes, y siempre acerca de la conducta, no del ser; es decir, sobre lo que el otro hace y no sobre lo que ES, mirando como distintos, aunque complementarios, al individuo y sus senti-pensamientos y acciones.
Escuchar desde la nada, desde el vacío, sin juzgar, es empezar a entender. Quien juzga no comprende porque está mirando la cuestión desde su propio punto de vista y no desde el del otro; tampoco cambia porque no se permite ver los otros ángulos del asunto pues se ha formado ya su propia una opinión.
La llamada comunicación transformadora o empática consiste en comunicarse con el interlocutor tratando de entender no sólo sus razones sino sus sentimientos, sin emitir crítica alguna. El propósito de los interlocutores es COMPRENDER la posición racional-emotiva de cada uno de ellos, no necesariamente tomar una decisión.
Muchas veces el solo entendimiento del mundo racional emotivo del otro produce cambios significativos en la relación, porque el proceso conduce no sólo a entender mejor el mundo en el que vive el interlocutor, sino que al hacerlo la propia forma de ver la situación también se modifica.
El proceso es el siguiente:
- Escuchar al otro sin cuestionarlo, buscando entender sus senti-pensamientos.
- Resumir lo escuchado, validando si la recapitulación es correcta a juicio del interlocutor.
- Opcional: decidir qué hacer.
Observar sin juicio no implica necesariamente que nos abstengamos de hacer evaluaciones, sino que mantengamos una separación temporal entre nuestras observaciones y nuestros juicios.
Aceptar a los demás
Una de las recomendaciones más poderosas para facilitar esta práctica, es aceptar a los demás tal como son. Esto puede implicar algo más que la pasividad que proviene de la simple resignación ante lo que no podemos modificar. Se podría convertir en complicidad, una forma de tolerancia activa, con la vida del otro mientras ella no perjudique a los demás. Tal vez sea este el modo más profundo y más bello de relación entre seres humanos que se aman.
Observar en forma no evaluativa, no sólo es necesario para comprender a los demás, sino también para aplicar la célebre y útil sentencia del oráculo de Delfos conócete a ti mismo pues nuestra evolución hacia formas más avanzadas de consciencia y de vida no se deriva de violentar nuestro ser, sino de comprender por qué hacemos lo que hacemos. Si no somos capaces de mirarnos sin evaluarnos, no podremos entender qué es lo que en nosotros acontece.
Al respecto dice el sacerdote jesuita Tony de Mello (1931-1986):
“Para crecer el único camino es la observación. El irse observando uno a sí mismo, sus reacciones, sus hábitos y la razón de por qué responde así. Observarse sin críticas, sin justificaciones ni sentido de culpabilidad ni miedo a descubrir la verdad, es conocerse a fondo. El observarte a ti mismo, es estar atento a todo lo que acontece dentro y alrededor de ti, como si esto le ocurriese a otra persona, sin personalizarlo, sin juicio ni justificaciones ni esfuerzos por cambiar lo que está sucediendo, ni formular ninguna crítica ni auto compadecerse. Los esfuerzos que se hagan por cambiar son peores, pues se lucha contra unas ideas y lo que hay que hacer es comprenderlas, para que ellas se modifiquen por si solas una vez que comprendas su falta de realismo”.
Que el juez descanse
Dejemos que el juez descanse y tratemos de ser lo que somos. Esta comprensión surgida de la ausencia de evaluación, del no-juicio, puede ser profundamente transformadora de nuestros senti-pensamientos y actos. No necesitamos estar en permanente vigilancia sobre nosotros mismos para que nuestra conducta se ajuste a lo que creemos es lo ideal, Cuando nos miramos con curiosidad y amor, sin juzgarnos,
COMPRENDEMOS y al hacerlo somos capaces de cambiar sin gran esfuerzo de voluntad.
ALBERTO J. MERLANO A.
Administrador de Negocios de EAFIT. MBA Universidad del Valle. Consultor en Administración a Escala Humana con énfasis en Manejo de Conflictos. Profesor de las Facultades de Administración de la Universidad de los Andes de Bogotá y de la Universidad del Norte de Barranquilla.
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