Toma consciencia de tu cuerpo.Tienes dos ojos para ver todo lo que quieras ver, pero además para verlo en la forma que elijas hacerlo.
Si ves con ojos de halcón te lanzas abruptamente sobre todo, permaneces al asecho, viendo que puedes juzgar, criticar, atacar o buscando sacar provecho de las personas o situaciones. Si ves con los ojos de un tierno colibrí, encuentras el dulce en todo aquello que tocas, y con sus bellas y ágiles alas llenas de color y movimiento la vida.
Tus manos, pueden ser como dos águilas que con sus garras hieren y destrozan, convirtiéndolas en armas feroces usadas para golpear, causar daño y amedrentar a los demás. A cambio puedes usarlas como dos trabajadoras abejas, que continuamente construyen el bien de su colmena, alimentan a su reina y producen la miel de su existencia.
Tus piernas pueden ser dos tiburones feroces que muerden a su presa y luego se van. O como dos laboriosos castores que siempre se dirigen hacia la creación y construcción de una mejor madriguera para su familia.
Puedes usar tus dedos como la araña que teje el telar de su existencia, dándole la forma, el tamaño deseado, sin quejarse ni atormentarse por lo que vendrá más adelante.
Observa tus pies, que no sean como liebrecillas locas que corren sin dirección tratando de esquivar cualquier situación que no sea de su elección. Conviértelos en dos nobles caballos que se dejan guiar y te llevan a dónde quieres llegar.
¿Cuánto mide tu lengua? Que no sea tan larga como una fiera serpiente, dispuesta a lanzar su veneno a quien se ponga en su camino, conscientemente conviértela en un bello canario que acaricia todo con su hermoso canto.
También observa conscientemente tu cuerpo, que no sea un burro perezoso y obstinado que se niega a cumplir con sus deberes, vuélvelo una ágil mariposa que va de flor en flor, buscando su alimento, polinizando, adornando y deleitando con su presencia y su belleza.
Por último observa conscientemente ese poderoso león que hay en tu interior, que se cree el rey dominante, altivo, furioso y peligroso. Vuélvelo la tierna oveja que disfruta las caricias y gustosamente regala su lana para abrigar el bienestar de los demás, produciéndola toda su vida sin cesar y sin quejar.
Todas las criaturas del reino animal son maravillosas y cumplen con una función única y especial. Nosotros los seres humanos podemos inspirarnos en ellas observando sus comportamientos, cada una tiene una conducta necesaria para su supervivencia, cada uno nos manda un mensaje de aprender a usar conscientemente los aspectos positivos para potenciarlos y los negativos para desecharlos.
Luz Stella Solano