Esta es una verdad innegable que opera siempre; en este hermoso y perfecto universo que habitamos no hay posibilidad de recibir aquello que no hemos dado, porque existen leyes claras e inmutables de las que no podemos escapar.

La vida es una ecuación matemáticamente exacta de lo mismo que das recibes, no existe la menor posibilidad de que alguien reciba aquello que no merece porque no lo ha dado o porque no lo ha creado en su interior, no obstante, de igual forma no hay posibilidad alguna de que alguien te pueda quitar o robar aquello que ya es tuyo por derecho propio, porque lo creaste en tu interior y de allí nada ni nadie puede sacarlo.

Dar y recibir

Eso exactamente pasa en las relaciones con las demás personas, cada vez que le damos a una persona lo que desea, aquello que anhela desde su corazón ella te dará lo mismo. Que no se nos olvide este principio básico de las relaciones “en la medida en que damos a los demás lo que quieren, ellos nos darán lo que queremos”.

Esta es una clave secreta no porque nadie la pueda conocer, sino al contrario porque es desconocida para muchos, es una clave para persuadir, dirigir, motivar, conseguir, influir o guiar a cualquier persona. Si tu quieres conseguir que alguien haga algo, primero deberás ganarte su confianza, y para conseguir que una persona confíe plenamente en ti deberás darle aquello que quiere.

Esto es aparentemente sencillo y tal vez lo sea para quien lo entienda profundamente, sin embargo, muy pocos lo hacen, porque hay ciertos requisitos previos que es necesario conocer y poner en práctica antes de alcanzar los resultados esperados.

Cuando la acción es inversa y exiges e intentas imponer o someter por la fuerza a otros, pierdes su confianza y este principio actúa con la misma fuerza y el mismo poder, solo qué, como siempre recibimos de lo mismo que damos, la gente te devuelve lo mismo que recibió de ti y en la misma proporción, entonces, empieza a oponerse a tus deseos, te ataca o se defiende, huyen y hacen las cosas que definitivamente no quieres que hagan.

Primero es necesario dar a los otros lo que quieren, para conseguir de ellos lo que quieres. Pero, esto funciona según tu intención, porque si lo haces con el propósito de manipularlos, sacar ventaja de ellos en busca de tu propio beneficio, toda esta energía negativa y egoísta se volteará hacia ti irremediablemente.

Confiar en los demás

Por lo general las personas suelen hacer lo contrario, piensan que antes de confiar en los demás, son ellos quienes se deben ganar su confianza, erróneamente creen que no tienen que servir y brindar apoyo a otros hasta que ellos hayan hecho algo para merecerlo. Y así, muchas personas van por la vida esperando recibir lo que no dan y beneficiarse de lo que no hacen.

El poder del reconocimiento y del estímulo es una gran fuerza motivadora que impulsa a las personas a hacer cosas maravillosas que incluso ni ellas mismas creían que fueran capaces de hacer.

Un padre frente a un hijo mal estudiante, al motivarlo adecuadamente conseguirá más fácilmente que el chico estudie, si le inyecta confianza en sí mismo y le muestra motivos válidos por los cuales le conviene estudiar, que por la vía del castigo, la amenaza o la fuerza.

Un patrono conseguirá mucho más de sus empleados alabando sus habilidades y reconociendo sus méritos que reclamando o exigiendo mejor rendimiento.

Un hijo conseguirá de sus padres lo que desea si los trata con mucho respeto y amor. Una persona consigue mucho más de su pareja cuando tiene detalles y a cambio de pelear o reclamar, primero intenta dialogar y comprender su posición o punto de vista. La indiferencia y el mal humor de las parejas se cura muchas veces con una buena dosis de cariño, atención y un poco de comprensión.

Lamentablemente la gente aplica la fórmula al contrario y a cambio obtiene resultados desastrosos. Las relaciones de destruyen y las personas se alejan unas de otras solo porque no han descubierto la fórmula mágica: “primero debes darles a los demás lo que ellos quieren, para que ellos te den lo que tu quieres”.

Como es natural para lograrlo también hay que contar con una buena dosis de paciencia, aceptación del otro y comprensión de sus propias necesidades y prioridades. También debemos saber lo que queremos y lo que estamos dispuestos a dar para conseguirlo.

Pero, volvamos nuevamente a la intención que motiva la acción, si lo que se busca es empujar a alguien para la propia satisfacción, si el ego se quiere sentir halagado ejerciendo poder sobre aquellos que son más vulnerables, si además hay engaños, trampa tratando de impulsar a la gente a comprar lo que no necesita, si en nuestro interior esta escondida la necesidad de dominar o imponer tus ideas o tu criterio, estás completamente equivocado y al poner en práctica esta técnica te funcionará, pero tarde o temprano recibirás de lo mismo que das.

Esta técnica se trata de aprender a servir a otros de una manera eficiente aportando valor a sus vidas, de amar, de dar lo mejor de nosotros colocando nuestras habilidades y conocimientos al servicio de la humanidad. Si puedes lograr que otros hagan cosas con entusiasmo y alegría, con gozo y en armonía consigo mismos y con los demás, apoyándolos en su desarrollo y mostrándoles que pueden conseguir más de lo que hayan siquiera imaginado, tienes un gran tesoro en tu interior.

El mundo necesita gente que desarrolle la habilidad de inducir y guiar a otros hacia el bien, que los inviten e impulsen a ser mejores cada día, y a cambio de dicha acción recibirán una gran compensación por el servicio que prestan.

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Luz Stella Solano M

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